La primera dama de Honduras, la española Aguas Ocaña, confirmó este jueves su divorcio del hasta

hoy presidente del país centroamericano, Ricardo Maduro. Aunque no precisó detalles sobre el asunto, Ocaña, natural de Brenes (Sevilla), dijo hoy a periodistas hondureños que su separación de Maduro es un asunto de carácter privado, pero que ambos han comprendido que sus objetivos son diferentes.

El anuncio de la ruptura del matrimonio ha causado conmoción en algunos sectores hondureños, principalmente

pobres, que fueron beneficiados con diversos programas sociales auspiciados por el Despacho de la Primera Dama. Ocaña, quien en junio de 2004 adquirió la nacionalidad hondureña, hizo posible en 2005 que dos centenares de menores hondureños viajarán a la ciudad española de Salamanca para finalizar estudios de educación primaria y secundaria.

Entre otras actividades, también logró cooperación de la Junta de Andalucía para diversos proyectos sociales en el norte y sur de Honduras.

Su separación de Maduro trascendió en Tegucigalpa el miércoles, cuando él pronunciaba un discurso ante el

Parlamento hondureño, en el que resaltó la calidad humana de Ocaña, quien en esa ocasión no le acompañaba, y su amor por los niños, mujeres y ancianos pobres.

En escuetas declaraciones a EFE, el gobernante no ocultó su malestar porque la separación trascendiera dos días antes de su entrega del poder al nuevo presidente de Honduras, Manuel Zelaya.

Maduro no confirmó ni negó si mañana, viernes, asistirá a la toma de posesión de Zelaya acompañado de Aguas Ocaña, quien en Honduras ha adoptado tres hijos y mantiene la tutela de otros nueve niños.

La primera dama anunció hoy a los periodistas que en las próximas horas viajará a Nicaragua, donde trabajará a

favor de niños necesitados a través de una organización no gubernamental española, y que se llevará a los doce menores bajo su tutela.

Agregó que piensa volver pronto a Honduras, porque ha aprendido a querer al país y le ha dado muchas

satisfacciones personales, como la de ayudar a los niños en situación de riesgo social.

Por su parte, Maduro, quien ya cuenta con un divorcio anterior, subrayó que si Ocaña había anunciado la

separación a la revista española "Hola", entonces que "ella misma lo confirme" a la prensa hondureña.

El presidente saliente considera que este anuncio le ha causado mucho daño a él y al país, porque no era el

momento de hacerlo en vísperas del traspaso de poderes.

La relación de pareja entre Maduro y Ocaña fue marcada por múltiples problemas, que comenzaron por un

noviazgo del presidente con la que era su ministra de Cultura, Artes y Deportes, Mireya Batres, con quien rompió a finales de 2001, tras conocer a Aguas.

En junio 2002, cuando Maduro ya era presidente, viajó en secreto a la ciudad italiana de Nápoles para pedirle a

Aguas Ocaña que se casaran, lo que le costó una oleada de críticas porque durante tres días los hondureños no

supieron dónde estaba. Ocaña, quien tras un par de años como funcionaria consular en la embajada de España en Tegucigalpa fue enviada en 2001 a Nápoles, retornó a Honduras en septiembre de 2002 y el 10 de octubre de ese mismo año contrajo nupcias con Maduro.