El libro, del que La Esfera acaba de publicar la segunda edición, intenta poner en escena, mediante ameno estilo narrativo, una vida sembrada de contradicciones, cárcel y estudios, espiritualidad y poder, ascetismo y gloria. Evoca sus orígenes, sus años de ermitaño franciscano, sus nombramientos de confesor real, reformador religioso, arzobispo y cardenal, inquisidor general y regente de España. Reflexiona sobre su polémica quema de libros en Granada, la fundación de la Universidad de Alcalá, su conquista al frente de las tropas, de Orán, su misión en América y su monumental Biblia Políglota Complutense. Pero sobre todo revive su múltiple actividad como gobernante, estadista y diplomático, frente a la corrupción de los nobles, los tiempos de carestía, y el complicado tablero de una Europa en transición entre la Edad Media y el Renacimiento, entre los Reyes Católicos y Carlos I de España.
«Reconozco –confiesa Pedro Miguel Lamet- que me acerqué al personaje con cierto rechazo, influido sin duda por los tópicos que han dominado en nuestro ambiente cultural, en contraste con la figura más amable de Hernando de Talavera, amigo de los musulmanes de Granada. Pero aun admitiendo que su ascetismo resulta chocante, recientes estudios lo revelan como un político excepcional, que entendía el gobierno como soberanía del pueblo por encima de las corrupciones dominantes y que no dudaba de cantar las cuarenta a los grandes señores de su época e incluso al rey. En ese sentido, Cisneros por su honestidad, desinterés valentía cobra hoy una asombrosa actualidad».
En línea con su profusa producción literaria –es autor de 48 libros-, especialmente en la novela histórica, Lamet afirma que se ha ceñido a los numerosos datos históricos existentes revistiéndolos de amenidad, a través del relato de Francisco Ruiz, su fiel secretario desde la adolescencia hasta la cabecera de su lecho de muerte.
La narración se sitúa hace justo quinientos años, en noviembre de 1517. En medio de una espesa niebla un extraño cortejo, compuesto por lo más granado de la Corte y la nobleza, avanza por las estepas castellanas para dar la bienvenida al nuevo rey, Carlos I, que acaba de desembarcar procedente de Flandes. En parihuelas, el cardenal regente Francisco Jiménez de Cisneros, casi moribundo, sueña con que se produzca este encuentro para transmitir al joven monarca sus consejos y experiencias de gobernante. Pero, alertado por su corte flamenca, el recién llegado le esquiva una y otra vez para evitar la entrevista con quien había servido fielmente a sus abuelos, los Reyes Católicos, y había preservado para él los reinos en medio de un hervidero de revueltas e intereses.
¿Quién le iba a decir aquel muchacho nacido en Torrelaguna, que estudió en Salamanca, viajó a Roma, y dio con sus huesos durante siete años en la cárcel, que llegaría a gobernar España? Junto al recorrido por su vida, Lamet da cuenta del apasionante contexto histórico antes, en, y después del reinado de los Reyes Católicos. Por el poder que ostentó como arzobispo de Toledo, inquisidor, promotor de la cultura, confesor de la reina y dos veces regente de España, además de juntar «la púrpura y el sayal» puede ser considerado con toda justicia «el tercer rey» después de Isabel y Fernando.