
Les Misérables, Gran Bretaña (2012). Director: Tom Hooper. Guión: William Nicholson, sobre el musical Les Miserables. Fotografía: Danny Cohen. Música: Claude-Michel Schönberg. Intérpretes: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Eddie Redmayne, Samantha Barks, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen, Aaron Tveit, Daniel Huttlestone, Isabelle Allen, Colm Wilkinson, Stephen Tate.
La novela de Victor Hugo ha conocido multitud de versiones desde que el cine se forja como una industria (en Francia se rodó una superproducción en 1925), además de miniseries de televisión. El éxito de esta obra eterna acabó conociendo su adaptación escénica, en forma de musical, en 1980, y más de 30 años después el cine se ha atrevido a plasmar en la pantalla este musical que ha triunfado en todo el globo. Posiblemente esta es la versión qu e mejor expresa, a través de la música, muchos de los conceptos clave de Los miserables, como la relación entre Jean Valjean y el Inspector Javert: dos hombres que odian el mundo en que viven, sólo que uno de ellos aprenderá a amar y a perdonar; en el caso del implacable Javert, es vencido por su propio odio, incapaz de asumir el perdón por parte de Valjean; es admirable cómo se describe la rigidez del policía y de qué forma cae en el vacío cuando su estricto universo se resquebraja. También es cierto que hay pasajes de la obra de Victor Hugo que son resueltos de un plumazo (ocurre en todas las adaptaciones), y algunas secuencias están hiladas de forma muy apresurada.
Sin embargo, son muchos los momentos en los que el filme crece hasta emocionarnos; en la cúspide se coloca la canción I dreamed a dream, cantada por el personaje de Fantine (otro logro que supera a otras versiones: la tragedia de esta joven caída en desgracia es contada como nunca se ha hecho, con toda su crudeza y su dramatismo); el personaje le toca en suerte a Anne Hathaway, una actriz considerada del montón y que nunca ha despertado grandes entusiasmos; y mira por dónde, es la gran sorpresa de la cinta; Hathaway aprovecha la oportunidad y se luce en el mejor momento de la película: una canción que ya ha hecho historia es interpretada en un único y larguísimo primer plano, con una interpretación que sorprende y sobrecoge; sencillamente, impresionante. El resto de actores también tienen su momento, pero ninguno brilla de la forma en que lo hace Hathaway, salvo Hugh Jackman en algunos instantes de la historia.
Los Miserables es un Musical con mayúsculas, en donde apenas existe el diálogo, un espectáculo soberbio al que se le pueden perdonar algunos baches narrativos, pero las ligeras caídas de interés remontan rápidamente cuando la historia nos lleva, como en una montaña rusa, a las cotas más altas del buen cine.
También es curiosa la permanencia de su mensaje hasta nuestros días, y cómo las palabras de Victor Hugo pueden tener vigencia en nuestro contexto. Es la lucha de los miserables frente al poder establecido, la revuelta de los indignados del siglo XIX, y el canto de esperanza con el que acaba la cinta, con frases que podrían aplicarse a la situación actual, como La oscura noche acabará y el sol volverá a brillar.

