El mismo lugar donde vivió Antonio Machado Álvarez (Demófilo) y donde crecieron sus hijos, Antonio y Manuel Machado, es el escogido por la Bienal para proclamar al mundo el inicio de su vigésima edición. El Palacio de las Dueñas acogerá, tras la jornada festiva que se desarrollará en Triana, el pregón del escritor Felipe Benítez Reyes. Un marco incomparable al que mucho deben el flamenco y la literatura de esta tierra.
Felipe Benítez Reyes nació en la localidad gaditana de Rota en 1960. Entre sus novelas, traducidas a diferentes idiomas, destacan: “La propiedad del paraíso”, “El pensamiento de los monstruos”, “Mercado de espejismos” (con la que obtuvo el Premio Nadal), “El azar y viceversa” y la reciente reedición de “El novio del mundo”. El escritor gaditano también se sumerge en la poesía, tal y como refleja su recopilación en el volumen “Libros de poemas”. Asímismo, entre sus ensayos destacan “Bazar de ingenios” y “Gente del siglo”. De igual modo, sus relatos se encuentran reunidos en “Oficios estelares”. Sus años de experiencias le han permitido traducir a autores como T.S. Eliot, Francis Scott Fitzgerald y Vlaldimir Nabokov.
Benítez Reyes ha recibido el Premio Nacional de Poesía, el Premio Ateneo de Sevilla de Novela, el Premio de la Crítica y el Premio Fundación Loewe de Poesía.
Esta actividad se enmarca dentro de la colaboración que la Bienal de Flamenco mantiene con la Fundación José Manuel Lara. El pasado mes de junio tuvo lugar el ciclo de la Bienal “Diálogos de Flamenco y Literatura”, en el Espacio Santa Clara, contando asimismo con la colaboración de la Fundación. Fueron tres veladas desarrolladas los días 5, 12 y 19 de junio en las que se indagó entre el flamenco y la literatura, buscando las claves comunes entre artistas jondos y figuras literarias. Junto a Benítez Reyes, Luis García Montero y Pilar del Río fueron los escritores invitados.
“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero”. Con este extracto del poemario “Campos de Castilla” se refería Antonio Machado al lugar donde nació y donde pasó los primeros años de su infancia. El poeta evoca al Palacio de las Dueñas, lugar que siempre ha guardado encanto y que ha servido de inspiración perfecta para que de sus jardines nazcan versos y compases flamencos.
“Es esta luz de Sevilla…Es el palacio donde nací, con su rumor de fuente”, afirmaba Machado. Mucho debe este célebre poeta de la Generación del 98 a su padre, Antonio Machado Álvarez, conocido popularmente por su seudónimo, Demófilo. Además de escritor y antropólogo, Demófilo fue un gran folclorista español, siendo capaz de implantar las primeras bases de la organización Folclore Andaluz en Sevilla, una sociedad para la recopilación y el estudio del saber y las tradiciones populares. De este modo, se inició la creación de sociedades regionales y locales en función de sus peculiaridades lingüísticas, geográficas y culturales de las distintas comarcas de España. Ha querido el destino que, precisamente en el año en el que se conmemora el 125 aniversario de su muerte, la Bienal celebre su veinte cumpleaños en el Palacio de las Dueñas.
Construido entre los siglos XV y XVI, el Palacio de las Dueñas debe su nombre al desaparecido monasterio de Santa María de las Dueñas, demolido a mediados del siglo XIX. Su origen fue la casa-palacio de los Pineda, siendo heredado años más tarde por Fernando Enríquez de Ribera, padre de Antonia Enríquez de Ribera, casada en 1612 con Fernando Álvarez de Toledo quien acabaría convirtiéndose en el sexto duque de Alba. Desde esa fecha el palacio pertenece a la Casa de Alba. Ya en el siglo XIX, este espacio fue convertido en casa de vecinos.
Durante el pasado siglo, Las Dueñas ha sido punto de encuentro de miembros de diferentes dinastías europeas y personalidades diversas del mundo de la cultura, la política y el arte internacional. Así pues, figuras tan ilustres como la Emperatriz Eugenia de Montijo, Eduardo VIII y su hermano Jorge VI o Alfonso XIII han paseado entre los muros de este palacio enclavado en el corazón de la ciudad.
El de este año será el cuarto pregón de la Bienal, recuperándose así un acto que entronca directamente con su historia. En la primera edición, en 1980, el poeta y ensayista Luis Rosales fue el encargado de pregonar el flamenco en Sevilla. El segundo fue hace catorce años, durante la XIII Bienal (2004), y estuvo a cargo de José Luis Ortiz Nuevo en las Reales Atarazanas. El tercero tuvo lugar en el claustro del Espacio Santa Clara a cargo de Antonio Hernández. Felipe Benítez Reyes toma así el testigo en un año importante para la Bienal, el de su veinte aniversario.
La Bienal de Flamenco es un proyecto del Instituto de la Cultura y las Artes (ICAS) del ayuntamiento de Sevilla, y cuenta con la colaboración institucional de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (IANEM) del Ministerio de Cultura y de la Diputación de Sevilla.