La consejera de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, Concepción Gutiérrez, ya tiene sobre su mesa el proyecto de ampliación del parque del Alamillo. Después del concurso de ideas del pasado año y varias modificaciones posteriores al planteamiento original del equipo de arquitectos de Jordi Bellmunt, el diseño definitivo realiza una apuesta por la creación de nuevas zonas de ocio para los visitantes, al tiempo que trata de integrar el patrimonio natural que ha acumulado en los últimos años, en los que se ha convertido en una importante reserva para la avifauna que pasa por la ciudad.
El diseño, en cualquier caso, puede no ser definitivo, puesto que los responsables del parque aún estudian la posibilidad de mantener el vivero de la Expo, que en principio debía ser dividido en cuatro partes, con un aparcamiento y unos huertos de ocio. La petición de los expertos de mantenimiento de la instalación, dada su importancia para la avifauna, puede hacer cambiar la intención inicial.
Una de las últimas novedades incorporadas al proyecto final es la eliminación de la playa prevista en la banqueta del Guadalquivir, entre la SE- 30 y el arroyo del Tamarguillo. La peligrosidad del uso del cauce vivo del río con fuertes corrientes ha eliminado de la propuesta la opción del baño, aunque se mantiene la reordenación de la zona con dunas naturales y colinas. De esta forma, los responsables del parque gestionado por la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA) quieren que este espacio junto al río se incorpore al sistema de espacios libres de Sevilla y que, junto a una posible recuperación del Charco de la Pava, sirva de conexión con el futuro parque periurbano de Tablada.
El diseño resuelve el principal problema con el que se encontraron los arquitectos a la hora de dibujar los diferentes espacios y usos del parque: la incorporación de la zona situada bajo el viaducto de la SE- 30, prácticamente abandonado desde la finalización de la Expo. El plan director para la ampliación determina la división de este punto en dos espacios, con un uso muy diferente.
En primer lugar, una zona más cercana al puente del Alamillo y el Gran Hotel Renacimiento, que estará ocupada por un extenso naranjal y que estará cerrada al público. Un espacio similar se ubicará en el entorno del actual vivero con la misión de servir de refugio a las numerosas especies de avifauna que tiene el Alamillo como lugar de descanso o alimentación en sus migraciones hacia el Parque Nacional de Doñana. En principio, los visitantes habituales no podrán acceder a estos espacios acotados, que sólo estarán disponibles en visitas concertadas para grupos cerrados e investigadores.
El segundo espacio resultante de la ordenación de los bajos del viaducto, el más cercano al Estadio de La Cartuja, sí tendrá un uso dedicado casi en exclusiva al ocio. Los autores del proyecto proponen la creación de un núcleo de módulos para kioscos de restauración, al estilo de los que ya existen dentro del Parque del Alamillo, en la parte colindante con el acceso al nuevo parque, junto a la Facultad de Ingeniería. En una zona anexa estaría también un edificio de servicios del parque.
Más hacia el río quedaría situada una zona en la que se propone un mercadillo con diversos usos: artesanía, flores o incluso libros. A la misma altura, aunque al otro lado del viaducto estará un espacio escénico de tamaño medio que podrá ser utilizado conciertos, mítines o actos similares . Y todo esto perfectamente comunicado con varios accesos nuevos y puntos de aparcamientos.