El joven y guapo actor argentino Leonardo Sbaraglia es homenajeado en el Festival de Cine de Huelva
La presencia del guapísimo actor argentino Leonardo Sbaraglia en Huelva era doble: recibir uno de los tres premios Ciudad de Huelva que concede el Festival de cine Iberoamericano de Huelva y la presentación de su biografía Ni delfín, ni tiburón, ni mojarrita, escrita por Javier Tolentino, el cual ha estado presente también en dicho Festival. A sus treinta y cinco años, Leonardo es el actor más joven al que le conceden este premio.
¿Cómo se siente uno al recibir este premio?
Es un placer, sobre todo siendo tan joven.
Pudimos verte llorando mientras recibías el premio Ciudad de Huelva, ¿qué sentiste en ese momento?
Mucha alegría y emoción. Además han venido muchos amigos y mi madre, aunque mi mujer faltaba por motivos de fuerza mayor. Me parece que estos momentos en la vida de uno hay que disfrutarlos y dejarse atravesar por la alegría. Yo me estoy dejando atravesar por esa alegría.
Tu juventud te hace destacar en este Festival de cine. ¿Qué opinas al respecto?
Uno siempre cree que es muy joven para que le den un homenaje y lo cierto es que la mayoría de las veces los homenajes se lo hacen a uno cuando somos viejos. En ese sentido sé del privilegio que es estar aquí, la alegría, el agradecimiento, la sorpresa de estar aquí recibiendo este premio y que hayan hecho un homenaje, un libro, con toda la dedicación y delicadeza que lo han hecho. Esa es la experiencia y el regalo que me han dado.
Los homenajes hay que hacerlos en vida pero, ¿tan joven?
Hace más de veinte años que trabajo en esta profesión y creo estar en condiciones de haber visto y entendido lo más difícil, complicado y maravilloso que tiene. Lo que sí tengo la certeza es de amar esta profesión y este trabajo que hago y creo que es por eso por lo que me han dado el premio.
¿Por qué ese título del libro?
Estábamos entre dos título: Soñaba con ser Al Pacino y el que finalmente elegimos. El primero lo descartamos porque ya iban a aparecer muchos nombres en la portada del libro. El significado de este título, Ni delfín, ni tiburón, ni mojarrita es una anécdota que me sucedió mientras estaba en la escuela. En esta escuela había tres piscinas, una de ellas llamada mojarrita, otra delfín y la última tiburón. Dependiendo de si sabías nadar o no te mandaban a una piscina u otra. Evidentemente, mojarrita era donde se daba pie y para aquellos que no sabían nadar y tiburón para los más experimentados. Yo sabía nadar gracias a una piscina que tenían mis abuelos, donde aprendí, pero aun así, la profesora me mandó a la piscina mojarrita, cosa que no me gustó nada. Un día faltó la profesora y a la sustituta le dije que estaba en tiburón y ese día me bañé allí. Cuando llegó al día siguiente mi profesora me dijo: - Ayer nadaste en la piscina tiburón ¿no?. Al final, ni para uno ni para otro; me dejó en la piscina delfín. Con esto quiero decir que ningún encasillamiento en la vida es bueno. Yo, por desgracia, fui encasillado en una de esas piscinas debido a la dictadura que había por aquél entonces en Argentina, que todo tenía que encasillarlo. Siendo niños, ponernos la dictadura en sitios inamovibles, fijos no era bueno.
¿Qué perfil se deja ver en el libro?
Uno muy humano, espontáneo, sencillo, pequeño. Aquellos aspectos que nos afecta mucho en nuestra vida: familia, vida, escuela
¿Alguna anécdota que se cuente en el libro?
Están escritas en el libro. Los recuerdos del pasado. Las cosas que digo en el libro nunca se las he dicho a ningún periodista ni las he dicho en ningún reportaje. No voy a contarle a ninguno de ellos, que no los conozco, cosas a cerca de mi formación, cosas íntimas de mi familia
¿Cuándo te asentaste en Madrid?
Hace cinco años. Durante los dos o tres primeros fui entendiendo un lenguaje diferente, como es el español. Aunque yo sea argentino y el lenguaje sea muy parecido, también hay muchas diferencias que tienes que ir aprendiendo con el tiempo. Desde hace un año ya esto prácticamente asentado en este país.
SEVILLA PRESS