Fueron cuatro los cambios producidos en Girona para tratar de darle un vuelco a la comprometida situación en la que se había en vuelto el recién ascendido Don Piso. Desde la llegada de Tena y, más que nada, de Schwarz y Smith, la trayectoria del equipo ha virado 180 grados de tal manera que el nuevo entrenador, Carles Corominas, ha tenido más fácil poder sacar del pozo a un equipo que empezaba a estar desahuciado por muchos.
Ya decimos que la llegada de las dos nuevas foráneas ha sido vital. El club sacó tajada del mal inicio en Lugo y se hizo con dos jugadoras que van muy sobradas en LF 2. Ellas son las grandes artífices de la línea ascendente del Don Piso, que les ha llevado a vencer en tres de sus últimos cuatro partidos. Especialmente crucial fue ganar en Mataró, pero la solvencia con la que lo consiguió indica que el techo del equipo está todavía por comprobarse. Ahora tiene un final de primera vuelta complicado ante el Cadí La Seu y el Olis Sóller, donde Corominas ya ha indicado que el objetivo es salir a competir.
El Cadí es un líder invicto algo atípico. Esa imbatibilidad no es una demostración de poder cada semana, arrasando allá donde juega, sino más bien un continuo juego de supervivencia y competitividad que le ha llevado a disputar ya tres prórrogas y otros encuentros de gran igualdad, como en Mataró, donde las colistas le fueron por delante durante 39 minutos. Es éste un juego peligroso del que alguna vez acabará quemado el Cadí La Seu, pero muy seguramente serán experiencias muy provechosas para cuando llegue la hora de la verdad en el ascenso.
El concepto de juego en el equipo de Joan Carles Díez es diametralmente opuesto al del Don Piso, puesto que son muchas las jugadoras con capacidad para agujerear el aro contrario. Pero donde sí coinciden ambos conjuntos es en el trabajo defensivo, uno de los pilares incuestionables de ambos entrenadores.
