
Dani acababa de llegar a la terminal. Le había acercado en coche su hermano, y allí se encontraba él, como tantas otras veces, camino de la cafetería donde esperar la llamada de su vuelo.
Era un experto viajero: conocía Roma, París, Nueva York, Los Angeles, Amsterdam, Atenas, Ibiza... En esta ocasión le tocaba volar a Moscú, donde impartiría un curso sobre biología. No era la primera vez que lo hacía, y tan sólo le incomodaba la idea de no viajar acompañado, ya que el vuelo era largo y pesado...
Sentado ya y saboreando un café con leche, escuchó un ruido repetitivo y extraño que le hizo girarse en su asiento: se trataba de una chica, alta y guapa, que no dejaba de taconear con su pie derecho. Estaba apoyada en la pared, y tenía un gesto de preocupación que llamó la atención de Dani.
¿Te ocurre algo? - preguntó el chico.
Sí. Estoy muy nerviosa. Es la primera vez que hago un vuelo de tantas horas sola... Voy a Moscú ¿sabes?
Pues si quieres, siéntate aquí y charlamos. Podemos ser compañeros de viaje.
¿En serio? Pues te cojo la palabra, porque me va a dar un ataque... - contestó Alicia con una sonrisa maravillosa de alivio.
Esperaron juntos la hora de salir en avión, y una vez en su interior lo arreglaron con los otros pasajeros para volar en asientos contiguos.... Ambos se gustaron desde el primer momento, charlaron, rieron y se intercambiaron todo tipo de datos personales durante el viaje...
Al llegar al aeropuerto ruso, ya tenían la suficiente confianza como para despedirse con un beso en los labios...
Cinco años después, mi hermana Alicia me ha anunciado su boda con Dani, ese chico maravilloso que consigue hacerme soñar que soy yo la que taconea nerviosa en un aeropuerto...
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