Recibimos con espanto y dolor la noticia de las matanzas de niños en las clínicas del Dr. Carlos Morín (más bien doctor muerte ). Espanto, porque en nuestra sociedad tienen cabida las crueldades más atroces a cambio de pagar un precio justo por ello. Espanto por la existencia de personas que se llenan los bolsillos a costa del dolor de las mujeres a las que esta sociedad ombliguista le ofrece el aborto como única salida enseñándole que su hijo es su enemigo y que tiene que deshacerse de él. Y espanto en definitiva, por las montañas de seres indefensos exterminados a los que no se les ofrece ni siquiera la oportunidad de defenderse.
Respecto al dolor que esto provoca en nuestro ánimo, sobran los comentarios. Sólo se nos ocurren los vocablos: dolor, desolación, soledad, amargura, impotencia, rabia .y llanto.
¿Quién se acuerda de estos niños? ¿Quién corre a defenderlos cuando se está atentando contra ellos? ¿Quién los defiende de la mutilación para arrancarlos del vientre de su madre? Y al fin y al cabo ¿quién guarda ni siquiera un minuto de silencio por tanto dolor de tantas y tantas criaturas?
No descarguemos esta responsabilidad exclusiva en sus madres. Asumamos la responsabilidad de esta sociedad que expulsa de su seno lo que no sirve, lo que no rinde, lo que cuesta esfuerzo y sobre todo, lo que no da votos.
No miremos para otro lado. Estas masacres se están produciendo en todo nuestro territorio y desde hace mucho tiempo vienen sembrando a su paso la desolación y el silencio. Silencio. Silencio .
En Pro- Vida Sevilla no aprobamos el aborto en ninguno de sus supuestos pero si la ley existe, debe respetarse. No aceptemos que se aplique de manera tan escrupulosa en algunas cuestiones y de forma tan relajada en otras sólo porque los seres de los que se trata no tienen voz. ¡Basta ya de silencio! ¡Seamos su voz!
