Los Reyes Magos de Oriente, sentados sobre sus altos camellos, trabajaban día y noche para llevar sus regalos a todos los niños del mundo.A todos aquellos que nunca perdieron la inocencia, su espíritu Navideño.
Hace años, en un lugar de Occidente, en un lugar misterioso, los primos del Rey Mago Gaspar, se hicieron de un helicoptero sin motor, ecológico e insonoro .Ellos estaban preocupados por todas aquellas personas que se iban a quedar sin regalo.Aquellas que con el tiempo perdieron la inocencia, la sonrisa, y que sólo creían en lo que veían.Esan personas eran tan pobres de espíritu,tan limitadas con su fantasía,tan mecanizadas que se estaban deshumanizando.
No querían dar ni recibir.A menudo sorprendian a sus familiares y amigos con esta frase: No quiero que me regales nada, yo me compro lo que yo necesite.Es lo mismo que decir: No quiero recibir de ti, me basto yo solo.
Tan frios se estaban volviendo que sus voces sonaban metálicas, sus manos se cerraban tanto que no podían acariciar a nadie y su mirada se mostraba hierática.
Se les va la vida- dijo Gasparin, el primo favorito del Rey Gaspar.No quieren sentir, es eso.Les da miedo volver a ser niños por un dia, sentirse desprotegidos, necesitar a los demás, exponerse, llorar por un sentimiento de abandono- explicó Gasparón, el regordete de los primos.
No podemos permitirlo.Se olvidaron de lo mejor de esta vida: los sentimientos opinó Gasparún, el tercero y más pequeño de los primos de Gaspar.
Les quitaremos sus bienes materiales por un día, que quedaran en la tierra y sólo se quedarán con su espíritu. Ese será nuestro mejor regalo de Navidad- Decidieron los tres Reyes de occidente al unísono.
Con sus helicópteros pulverizaron en cada uno de ellos, un día antes de las Navidades, un poco de su pócima mágica.
En miles de familias se ausentó un miembro de ella.Gasparin, Gasparón y Gasparún secuestraron en cuerpo y alma a las personas que habían dejado de amar y ser amadas en una gran nube gris.
Ellos, con su pobre espíritu, desde arriba, veían lo que habían dejado en la tierra.Nadie lloraba por ellos.Sus familiares se repartian sus bienes, sus coches, casas y toda su herencia, creyendo que no volverían.
Nadie echaba de menos su cariño.Habían enseñado a los demás a dejar de quererlos.
Se habían quedado vacíos, como un globo sin aire, sin cuerpo y espíritu.
Desearon regresar y recuperar lo que habían perdido: la capacidad para amar y ser amado.
Ese deseo los devolvió a la tierra para poder sentir el espíritu Navideño y eso les colmó de la auténtica felicidad.
Y los Gasparín, los primos de occidente, quedaron satisfechos con el regalo que habían repartido en sus mejores sueños.
¡Feliz Navidad! Ángeles.
