El catedrático de Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, Javier Alba Tercedor, ha asegurado hoy que en general, los ríos andaluces están enfermos, ya que no gozan de un buen estado de salud. Las causas son variadas. Así, en aras a una mal entendida pulcritud, se está eliminando de las riberas la vegetación autóctona, cuya función es servir de filtro para que la contaminación no llegue a las aguas. Es entonces cuando los mosquitos aprovechan para campar a sus anchas.
Javier Alba ha realizado estas declaraciones durante el curso de verano Entomología y gestión ambiental: Presente y futuro, que organiza durante esta semana el Centro Cultural Olavide en Carmona, junto a Agencia Andaluza del Agua de la Consejería de Medio Ambiente, en la Casa Palacio de los Briones.
Otros elementos que causan la degradación de los ríos son el uso de pesticidas y abonos, provenientes de la actividad de la Agricultura. Las sustancias orgánicas de los vertidos urbanos también tienen como consecuencia la contaminación de nuestros ríos. Además, el desarrollo agrícola y urbano está constriñendo las riberas.
Otra de las cosas en la que no solemos reparar es que los vertidos de las depuradoras son altamente contaminantes, afirma el catedrático. Y continúa diciendo que las depuradoras sólo eliminan la materia orgánica, por lo que en el agua que se vierte a los ríos ya filtradas continúan los restos de pesticidas, productos de limpieza domésticos .
Por todo ello, la destrucción de la flora y la fauna de los ríos andaluces es un hecho. Sin embargo, desde diciembre del año 2000, existe la Directiva Marco Europea del Agua, que defiende que el agua no es un bien comercial, sino un patrimonio que hay que proteger. De esta forma, se obliga a los Estados miembros a mantener el estado ecológico de los ríos, garantizando el buen funcionamiento de nuestros sistemas acuáticos.
En el año 2015, los ríos europeos tienen que alcanzar el buen estado ecológico y han de ser restaurados en aquellos factores en que sean deficitarios, como la calidad de las aguas o la restauración de la vegetación de las riberas. En este sentido, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir está haciendo un enorme esfuerzo por cumplir esos objetivos, sostiene Javier Alba.
El catedrático ha reclamado un pacto ecosistémico necesario, para lo cual, sería necesario sentar en una misma mesa a científicos, técnicos, agricultores, pescadores, ecologistas con la premisa de que nadie tiene la verdad. Y tendríamos que llegar a acuerdos sobre la base de que el agua no es un recurso que se pueda repartir a trocitos como una tarta, sino que forma parte de un ecosistema. Si sobreexplotamos algo, lo destruimos, concluye este experto.
