Cayetano y El Cid salen a hombros por la puerta grande de La Merced tras cortar dos orejas por coleta. El madrileño firmó lo más importante de la tarde con la mano izquierda, mientras que el sevillano toreó muy templado con la diestra a su primer toro. Ponce, esta vez, no estuvo bien.
3ª Feria de Colombinas / Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado cuatro toros de José Luis Pereda y dos - segundo y cuarto- de La Dehesilla. Aceptables de presentación, nobles, de escasa casta y calidad en sus embestidas. El mejor, el tercero, de extraordinaria calidad por el pitón izquierdo.
ESPADAS: - Enrique Ponce, de berenjena y oro, una oreja y palmas.
Manuel Jesús 'El Cid', de tabaco y oro, una oreja y una oreja.
Cayetano, de celeste y oro, dos orejas y silencio.
INCIDENCIAS: Casi lleno. Se guardó un minuto de silencio en memoria de José Vázquez Orge, jefe de la cuadrilla de areneros con más de 40 años en la plaza de toros de La Merced.
No podía presentarse con mejor credencial y glamoroso atractivo. Sin duda, la calidad de la embestida del tercer toro de Pereda se lo hizo fácil, pero el resultado final mereció la pena. El toreo fascinante de Cayetano fue desvelado a los onubenses con sólo dos tandas de muletazos diestros. Más tarde se desató el clamor con una serie de naturales del valioso legado de Ordóñez. La selección de pases zurdos revelaron toda su rica tauromaquia y el buen gusto en presentarla. Cayetano toreó despacio, muy despacio, hondo, muy hondo, quizá algo despegado, y con la firma de los fenomenales pases de pechos. Los detalles de los cambios de mano y las peculiares trincherillas le dieron pasión, sensibilidad y finura expresiva a una faena de verdadera belleza. Las dos orejas lo corroboran pese a la estocada, que asomó, y al descabello.
El toreo de Cayetano Rivera Ordóñez, ejecutado con vigor y sensibilidad, ha cautivado a los generosos huelvanos, prestos siempre a conceder orejas. Y no es para menos si el resultado en muchas tardes, como la de hoy, es de nota. Aunque requiera la colaboración de un animal, con la nobleza y calidad del buen toro de Pereda, para que le permita a Cayetano transmitir emoción a los tendidos. Sus formas expresivas son notables, y si a esto se le une el empaque y el sentimiento, el resultado no deja de estar a la altura de su cometido. Intensa faena inspirada en la estética del auténtico toreo. Una tarde formidable del madrileño. Con el sexto, manso y complicado anduvo firme y técnico y sin arrugarse. Mató mal y fue ovacionado.
Los toros de Pereda y la Dehesilla, nobles, flojos y mansos en los primeros tercios, carecieron de calidad en sus embestidas. Sólo el tercero, con extraordinario pitón izquierdo, destacó sobre los demás.
No hay duda que existe una extraordinaria finura de estilo en el toreo de El Cid con enorme calidad en el trazo y una muy depurada técnica. La necesitó, el sevillano de Salteras, para enjaretarle al noble aunque descastado segundo una serie de pases diestros muy templados, hilvanados y bien rematados. Se intuyó un toreo lento nacido de la minuciosidad en la elaboración del muletazo, pero sin llegar a los tendidos con la contundencia necesaria para emocionar. No obstante, tras la estocada y el descabello la oreja no se hizo esperar. Con el manso, brusco y complicado quinto quiso ser imbatible en el ruedo de la plaza, y excepcional en las formas de realizar un toreo de depurada técnica e indiscutible firmeza para doblegar las tarascadas de un toro molesto y peligroso. Una estocada de efecto rápido le hizo merecedor del deseado apéndice que le abría la puerta grande.
Ponce no estuvo bien con el noble, flojo y soso primero. La faena cargada de intención no fue buena. Tampoco su habitual paciencia y mimo le sirvió, al menos, para sacarle un mínimo atisbo de bravura al cuarto toro de La Dehesilla, un animal que nunca humilló y que embistió a su aire y defendiéndose de los engaños. El maestro de Chiva lo mató mal. Pese a ello, la gente de Huelva le demostró su cariño con una ovación.