Entrevista con el director deportivo de la FEB, Ángel Palmi, publicada en el último número de la revista "Gigantes del Basket" y realizada por su director, Paco Torres.
Lleva 14 años como director técnico de la Federación Española de Baloncesto. Un tiempo en el que las selecciones no han dejado de crecer hasta el punto de colocarse a la cabeza del baloncesto mundial.
Después de Pekín, la calma. O al menos eso parece desde fuera. Cada jugador a su club, Aíto al Unicaja. ¿Pero hay calma para Ángel Palmi, director deportivo de la FEB? En absoluto. Me cita en la sede de la Federación y allí está reunido con Evaristo Pérez, Juan Orenga, Moncho Monsalve y Miguel Martín para ver diversos temas relativos a las selecciones absolutas y también al curso de entrenadores.
Es el entrenador de entrenadores de la FEB. Su seleccionador. El hombre
que tiene a su cargo el área deportiva: competiciones, campeonatos de España de las diferentes categorías y, por supuesto, las selecciones. Desde la base hasta la cúspide de la pirámide, esa que brilla tanto, esa que es el asombro de todo el mundo.
Gigantes: Momentos dulces a pesar de la marcha del seleccionador nacional masculino.
Palmi: Momentos muy dulces, sí. Porque la final de baloncesto fue el momento cumbre de los Juegos Olímpicos y ahí estuvo la selección española; fue el momento que habíamos estado soñando desde los anteriores Juegos, en Atenas. En Pekín vivimos una ilusión y un sentimiento que no olvidaremos ninguno de los que presenciamos,
bien en directo, bien desde España, el mejor partido que
recordamos.
G: Antes de la competición, y por todo lo que vivió la selección con el cambio de entrenador, había cierto temor de que las cosas no funcionaran tan bien como luego funcionaron.
P: Todo cambio supone riesgos, pero y concediendo toda la importancia
que yo creo que tiene y ha de tener el seleccionador coincido con Jaime Lissavezky que repite siempre que la sociedad española ha firmado un contrato con estos jugadores. Y estos jugadores nunca defraudan.
G: ¿Dónde está el secreto?
P: Lo primordial es el compromiso de unos jugadores con enorme talento. Ellos son los que, desde hace unos años, han pasado de competir
con los mejores a competir como los mejores. El afán ahora es seguir
compitiendo como los mejores.
G: ¿No habrá desbandada tras estos Juegos que todos esperaban?
P: No pensaría así si hubiera estado en la cena una vez que regresamos a
España. El compromiso sigue siendo total entre ellos. Exceptuando a Carlos Jiménez, que lo ha dado todo por este equipo y que ha decidido dejar la selección en el mayor momento de gloria individual y colectivo, no me consta que ninguno de los demás no quiera seguir jugando; es cierto que Pau Gasol habla de que verá cómo está su cuerpo tras cada temporada, pero yo no le oí decir que no quiera estar en Polonia. Pau es algo más que un jugador; Pau nos da poder, nos permite hacer cosas que sin él no se podrían llevar a cabo. Ese Europeo está en el punto de mira de todos.
G: ¿Cuál es ese motivo?
P: Primero porque todos tenemos la espina clavada por la final del Eurobasket de España, del mismo modo que teníamos clavada la de los Juegos de Atenas. Queremos el oro en Polonia porque además sería el primer paso para rematar en Londres 2012 el ciclo que se abre tras los Juegos de Pekín.
G: Le veo muy optimista.
P: ¿Cómo puedo no serlo? Tenemos unas selecciones, ya no sólo la absoluta masculina, sino en todas las categorías, muy competitivas. Y de la competitividad surge la ilusión y de la ilusión, la ambición. Hay que ser ambicioso cuando seguimos siendo la mejor cantera de Europa. El verano próximo disputaremos seis Europeos de Formación, dos Mundiales U19, los Juegos del Mediterráneo y los Europeos de Polonia con la selección absoluta masculina y el de Letonia con la femenina. A todas esas citas acudiremos a competir con la ilusión y la ambición
de ganar.
G: Y eso que aún no hay seleccionador masculino tras la marcha de Aíto al Unicaja.
P: Pero no por ello se deja de trabajar. En estos momentos, Juan Orenga, Jenaro Díaz, Delfín Galiano y Nacho Coque mantienen perfectamente engrasada la maquinaria de la selección. Es ese aspecto todo está bien y, una vez que se celebren las elecciones a la presidencia de la FEB, a las que José Luis Sáez ya ha manifestado su intención de presentarse, el presidente elegido ya decidirá quién será el seleccionador, ya que es un cargo de la máxima confianza del presidente.
G: Usted, como director deportivo, ¿no le gustaría tener un seleccionador nacional que durara más tiempo que el que están durando los últimos?
P: Claro que sí. Yo le doy la mayor importancia al seleccionador y buscamos siempre al mejor para entrenar a los mejores. Otra cosa es que la norma que aprobó la ACB, por la que no se permite compatibilizar ser entrenador de un club y de la selección, que obligue a los entrenadores a decidirse. No digo que esté bien o mal, pero es un hecho con el que hemos de contar. Hay más entrenadores que piensan exactamente igual que Aíto, que les atrae la idea de dirigir a la selección, pero que se les hace muy duro estar meses sin pisar una cancha y entrenar. Pero ya lo creo que me gustaría tener un seleccionador de largo recorrido como en su momento fue Díaz Miguel o Lolo Sainz.
G: Antes hablaba del compromiso de la sociedad con estos jugadores. ¿Por qué que se da ese grado de complicidad?
P: Yo estoy seguro que no sólo es por los triunfos en la cancha. Los jugadores han sido coherentes con los valores que les hicieron merecedores del Premio Príncipe de Asturias en 2006. Esos valores son los que encandilan a la sociedad: el compañerismo, la entrega, la competitividad y la ilusión por ganar.
G: ¿Cómo se puede conseguir que ese compromiso se mantenga?
P: El baloncesto debe hacer un esfuerzo permanente por crear y mantener a sus ídolos, que son los que conectan con la sociedad. Las estrellas con talento hacen grande a un deporte y nosotros debemos seguir trabajando.
G: Una de las personas que más trabajó por esos valores fue Ernesto Segura de Luna, el hombre que le fichó a usted hace 14 años y que ha muerto pocos días después del gran éxito de Pekín.
P: Él ha sido más que un presidente. Ha sido honesto en todas las facetas y sus desvelos fueron más allá de lo que corresponde a un presidente. Siempre antepuso el baloncesto a sus intereses personales. En lo que respecta a mi relación con él, debo decir, que tras haberme fichado tras el fracaso del Mundial de Canadá, me permitió iniciar
todo el proceso en una primera etapa de desarrollo hasta el año 2000
y que luego, tras la llegada de José Luis Sáez a la Federación, tuvo un empuje que ha desembocado en todo lo que estamos viviendo desde hace ya
unas cuantas temporadas.
G: No puedo acabar sin preguntarle por los pasos de los norteamericanos.
P: Tengo clarísimo que el objetivo, y en eso está trabajando la FEB, es presentar a FIBA Mundo un proyecto de unificación de reglas. Está claro que Estados Unidos no va a acercarse a nosotros, así que tendremos que acercarnos a ellos. ¿Hay que suprimir los pasos de salida? Pues se suprimen. Lo que no puede ser es que y no me voy a quedar sólo en los partidos de estos Juegos los chicos que juegan al baloncesto vean a sus ídolos hacer unas cosas que luego a ellos no se les permite. El esfuerzo de la FEB va encaminado a que en Londres 2012 todas
estas diferencias estén solventadas.
G: Parece que en Londres hay puestas muchas esperanzas.
P: En su revista la semana pasada ya hablaban con entusiasmo de los jugadores que pueden luchar por estar y ganar en Madrid 2016; estamos en
total acuerdo en plantear estas grandes metas. Para nosotros es en este
ciclo olímpico en el que tendremos puestas nuestras miras.
G: Con el oro de Polonia como inicio.
P: Con el oro de Polonia como inicio, por supuesto.
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