Francisco Javier Corpas (Castilblanco de los Arroyos, 1979) consiguió el pasado domingo un triunfo en la plaza de toros de Madrid que ha tenido eco entre los profesionales taurinos hasta el punto de que en breve será apoderado por el ganadero José María Garzón y el diestro Pérez Chicote, si bien el torero sevillano adelanta que "de momento existe una gran amistad entre nosotros, pero no hay nada cerrado". Corpas cortó una oreja al toro Buscón, de la ganadería de Ana María Cascón, al que le dieron la vuelta al ruedo en el arrastre.
-Francisco Javier, ¿cuál fue la clave para conseguir el triunfo?
-Lo más importante de la faena fue que aposté, por el toro, con mucha disposición. Era muy difícil estar a su altura.
-¿Cómo vivió la faena?
-Después del primer toro, en el que pasé un mal rato porque fue muy listo y malo, salió Buscón con otro son, encaste Atanasio, abantito, serio, muy hondo, al que le vi condiciones. Lo dejé crudo. Aposté fuerte. Tenía que pasar algo gordo porque si no me buscaba una ruina. El toro me ayudó. Le pude pegar 20 ó 30 pases muy a gusto. No fue fácil. Tenía sus cositas. Había que someterle. Fue mejor por el lado izquierdo. No terminó de desplazarse del todo y le tenía que perder un paso. Me han dicho que la corrida, muy seria y dura, ha sido la más fuerte de los últimos años en Las Ventas.
-¿Búscón fue un toro para premiarlo con la vuelta al ruedo?
-No. Le faltó rebozarse, que hubiera tenido más duración y haber manseado menos. De hecho, la gente no pidió la vuelta. Fue una decisión del presidente. Yo me quedé un poco asombrado. Pero, bueno, los profesionales han reconocido el esfuerzo. También hay que tener en cuenta que era la primera corrida que toreaba este año en España. En Perú había toreado seis toros.
-¿A qué se agarra para seguir entrenando sin apenas contratos?
-A tener fe en uno mismo. Yo sé que puedo funcionar en esto. Por eso me mato a entrenar. Me hacía falta un triunfo así, que me diera un poco de aire.
-¿Le han vuelto a contratar para torear en Las Ventas?
-Tras este triunfo espero torear en la Feria de Otoño.
-Es una plaza que está siendo clave para usted.
-Sí. Gracias a Dios se dieron las cosas bien en la confirmación. Estoy seguro que si esta faena la hago en San Isidro o en la Feria de Otoño, con más público y aficionados, me hubieran pedido la segunda oreja con mucha fuerza.
-¿Cuándo le podrán ver torear en Sevilla?
-Lo de Sevilla lo toco todos los años y no hay manera. Espero que me tengan en cuenta. Soy un torero de Sevilla y creo que lo merezco. Me quiero abrir un hueco y me sorprende que no me pongan. Espero que el año que viene se acuerden de mí.
-Conocíamos su disposición y buenas maneras. En esta ocasión hablan de una faena con retazos de sentimiento...
-Aunque soy joven, intento hacer las cosas con más gusto. Me ha servido mucho entrenar todos los días junto al maestro Ortega Cano. Si es grande como torero, todavía es más grande como persona.
-¿Hasta qué punto le ayuda entrenar con Ortega para sacar a flote ese toreo de sentimiento?
-Ha sido decisivo. Él confía en mí. Se desvive conmigo y cree que tengo condiciones. Eso me motiva y pienso que puedo funcionar.
-¿Le da algún consejo en especial?
-Me dice constantemente que si continúo entregándome llegará la recompensa.
-¿Hacía dónde va su toreo?
-He cambiado. Con el tiempo he ido cogiendo templanza y más gusto. Es un toreo en el que me gusta dar el pecho y dar el muletazo largo y bajando la mano.
-¿Qué trascedencia tendrá su triunfo en Madrid?
-Es el toro que me pondrá en el camino. Ha sido una oreja en la primera plaza del mundo y a partir de ahí he cogido todavía más moral para entrenar más y afrontar nuevos retos.