
Los primeros pobladores de Carrión de los Céspedes, localidad situada en el extremo occidental del Aljarafe, fueron un grupo de pequeños agricultores libres que ocuparon esta zona durante los siglos IV y V. Esta riqueza agrícola de la comarca fue explotada posteriormente por los musulmanes que establecieron aquí una alquería. El topónimo Carrión deriva del nombre de un arroyo del lugar llamado Alacarayón.
En 1253, tras la Reconquista cristiana, el hijo de Fernando III, Alfonso X, repartió las tierras ganadas a los almohades, siendo cedida Carrión a la Orden de Calatrava, como recompensa por la participación de la misma en la guerra. Pero la alquería de Carrión de Calatrava se mantuvo despoblada hasta el siglo 1334, cuando el maestre don Juan Núñez de Prado llevó a cabo el definitivo poblamiento de la aldea, que pasó a ser denominada Carrión de los Ajos.
En 1576 Felipe II vende la villa y su término al caballero don Gonzalo de Céspedes, tras lo que empezó a llamarse Carrión de los Céspedes, nombre que ha conservado hasta hoy. Los señores de Carrión, luego marqueses, contaron con el privilegio de ejercer la jurisdicción canónica conocida como Vere Nullius Diocesis, por la que nombraban a los párrocos y jueces del lugar, e incluso controlaban los bienes de la Iglesia en la villa. Las tierras del término estuvieron en sus manos hasta el año de 1874.
CÓMO LLEGAR -Situación: A 35 kilómetros de Sevilla por la A-49. -Extensión: 6 kilómetros2. -Habitantes: 2.369.
NO SE PIERDA -La iglesia parroquial de San Martín. -La ermita de Nuestra Señora de Consolación.
1.Edificios religiosos -Ermita de la Virgen de Consolación Se trata de una pequeña capilla construida a principios del siglo XIX, de planta rectangular, con una sola nave de tres tramos y cabecera cubierta con bóvedas de arista. La portada principal se halla a los pies de la nave. Su factura es muy sencilla y data de la época de construcción del templo. Sobre ella se sitúa la espadaña. En el muro derecho se abre una puerta adintelada de moderna ejecución. El retablo mayor es moderno, de estilo neobarroco, y en su camarín se encuentra la Virgen de Consolación, imagen de candelero del XVIII. En el muro derecho existe una hornacina que alberga un Crucificado de papelón del XIX, el Cristo de la Vera-Cruz, y una Dolorosa de candelero del mismo siglo, la Virgen de la Soledad. En la sacristía se conservan, además, los retratos de los marqueses de Carrión, realizados en 1815 por Joaquín Sandoval. El Corpus y la Hermandad de Consolación. El Corpus Christi es la festividad más esperada por los hermanos de Consolación, que decoran las calles por donde la Virgen pasa en su camino desde la ermita a la parroquia. La mañana del Jueves tiene lugar la procesión de Nuestra Señora de Consolación y el Santísimo Sacramento, que recorre gran parte del pueblo, entre la emoción de sus devotos. Vuelve a la iglesia de San Martín esa noche regresando a su ermita durante la mañana del viernes.
-Iglesia Parroquial de San Martín Originalmente, se trató de una iglesia mudéjar, aunque su aspecto actual traduce las importantes transformaciones efectuadas en el siglo XVIII. Así, el templo de tres naves, separadas por arcos apuntados sobre pilares cruciformes, pasó a disponer de una nave más que fue adosada en el lado izquierdo. Se añadió también la capilla sacramental y se cambió la cubierta de madera por bóvedas, que de nuevo fueron sustituidas en época moderna por una techumbre de madera. La portada más interesante se abre en el muro izquierdo. Data del XVIII y está formada por un vano adintelado, flanqueado por pilastras y coronado por un frontón curvo y roto. La de la derecha, igualmente adintelada, muestra en un lado un pequeño azulejo que representa a la Virgen del Carmen y la Ánimas del Purgatorio. La torre dieciochesca se levanta sobre los pies de la nave derecha y se remata mediante un cuerpo de campanas con vanos de medio punto entre pilastras, culminando el conjunto en un chapitel piramidal, decorado con azulejos polícromos y coronado por una veleta. El retablo mayor es neoclásico, figurando en el ático una escultura del patrón de la villa, San Martín, realizada en el XIX, así como una hermosa imagen de un Crucificado, el Cristo del Buen Fin. En la cabecera de la nave izquierda se encuentra un retablo cuyo camarín alberga una imagen de la Virgen del Rosario, posiblemente del XVI, que lleva en sus brazos a un Niño Jesús de rasgos montañesinos. En la nave derecha se ubica un retablo del XIX que preside una talla del mismo siglo de San José con el Niño, y muy próxima se abre la capilla de la Santísima Trinidad, con cúpula decorada con pinturas murales ejecutada en 1760. En el frontal de esta capilla destaca un magnífico relieve de la Coronación de la Virgen. A ambos lados se hallan las esculturas de San Joaquín y Santa Ana, del primer tercio del XVIII. En los muros laterales figuran una imagen de candelero de una Dolorosa y una interesante talla de San Antonio de Padua, realizada en tela encolada y barro, también del XVIII. En la sacristía, además, se conserva un interesante lienzo que representa el Calvario.
Las jornaditas de la Hermandad del Rosario Carrión de los Céspedes es un pueblo que divide su devoción mariana entre dos advocaciones: la de la Virgen del Rosario y la de la Virgen de Consolación. La Virgen del Rosario, cuya imagen se venera en la parroquia, celebra su festividad el día 7 de octubre, por lo que el primer domingo de ese mes procesiona por la localidad entre el fervor de sus fieles. Al día siguiente, sale de nuevo para recorrer un camino diferente. La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario celebra también cada año una tradición muy popular, conocida como las jornaditas, que congrega a un gran número de hermanos. Durante nueve días tienen lugar misas en honor a la Virgen donde se recuerda, jornada por jornada, el camino que hubo de realizar para viajar desde Nazaret hasta Belén.
Artesanía En toda la provincia tienen fama los bordados de mantones de Manila de Carrión de los Céspedes. Aunque se trata de una labor artesanal de antigua tradición en la localidad, lo cierto es que corre el peligro de perderse, pues cada vez menos jóvenes se dedican a esta actividad. Los artesanos tardan alrededor de un medio o dos meses en bordar un mantón de Manila en hilo de seda. El color más utilizado es el rosa intenso, producido por un colorante llamado fucsina, y los motivos más habituales con las flores, las aves, las mariposas, las figuras orientales El precio que alcanza cada mantón en el mercado oscila entre 200.000 y 500.000 pesetas.

