
Al noreste de la provincia de Sevilla, ya en el límite con la de Córdoba, y en las estribaciones de Sierra Morena, se halla Peñaflor. Su término estuvo poblado desde finales de la Edad del Bronce, según los restos encontrados en su entorno. Probablemente existieron asentamientos fenicios y griegos dedicados a la actividad comercial, aprovechando la vía de comunicación que suponía el Guadalquivir, aunque apenas quedan testimonios de su presencia. El lugar adquirió gran importancia en época romana, durante la que se llamó Oppidum Celti, que llegó a acuñar hasta cuatro series de monedas, siendo mencionada por Plinio como el primer núcleo perteneciente al conventus de Hispalis. Son numerosos los restos encontrados de este período: termas, cerámica, lápidas, cipos, capiteles y hasta un panteón familiar con hornacinas para las urnas funerarias. En tiempo de los visigodos se produce un desplazamiento de la población hacia la zona en la que actualmente se encuentra la localidad, continuando esta tendencia durante la etapa musulmana. Los árabes levantaron un castillo, actualmente en ruinas, del que tan sólo se conservan algunos restos embutidos en el caserío actual. Tras la reconquista de las tropas castellanas de Fernando III, el rey dona las tierras a la Orden de San Juan de Jerusalén, encomendándole su repoblación y protección. En el siglo XIV Alfonso XI otorga el término de Peñaflor, entre otros, a Don Luis de Portocarrero. Siglos más tarde, en el XVII, otro monarca, Felipe IV, ante la bancarrota de las arcas reales vende esta zona a Don Rodrigo Cañaveral y Cárdenas, a quien se lo compró la marquesa de Almenara que lo cedió, a su vez, a Don Antonio Hinestrosa, convirtiéndose éste en marqués de Peñaflor. En el XIX la localidad dependía jurídicamente de La Palma y Córdoba, hasta que en 1814 pasa a depender de Sevilla por vez primera.
CÓMO LLEGAR... -Situación: A 80 kilómetros de Sevilla por la A-431. -Extensión: 83 kilómetros cuadrados. -Habitantes: 3.930 habitantes.
DÓNDE QUEDARSE... -Hostal Blas Infante. Tel.: 954807910.
NO SE PIERDA... -La Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol -La Ermita de los Santos Mártires -La Ermita de Nuestra Señora de Villadiego
1.Restos arqueológicos
-Puerto del Higuerón Según la tradición local el puerto del Higuerón fue levantado por los fenicios entre los siglos X y III a.C., aunque otros autores consideran que se trata de una obra romana. Del mismo apenas quedan unos restos junto al río, pero se aprecia que se trata de una construcción ciclópea, formada por grandes piedras, de unas dos toneladas, dispuestas en seco unas sobre otras. La planta rectangular, con el lado abierto hacia un talud y dos pequeños muretes paralelos al mismo. Probablemente corresponde a lo que fue el basamento que sostenía una grúa de madera destinada a la carga y descarga de las embarcaciones.
-Yacimiento arqueológico de Celti Los restos de esta ciudad romana, considerados Bien de Interés Cultural, se encuentran en diversos yacimientos. El principal está ubicado en la zona conocida como La Viña; consta de una gran plataforma en la que se distinguen vestigios de varios lienzos de muros romanos de mampostería que podrían haber formado las calles. En la zona de Pared Blanca se descubrió una domus romana y, próxima a ésta, en el Calvario, se han hallado diversos mosaicos.
-Otros restos Además de los mencionados, en el término de Peñaflor han aparecido numerosos restos de época romana, algunos de los cuales se conservan en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla, mientras que otros están depositados en la ermita de Nuestra Señora de Villadiego. De hecho, en el atrio de esta ermita se halla un sarcófago de piedra caliza y varias aras, así como numerosas lápidas con inscripciones en el interior del templo. En algunos casos se hallan incrustados en edificios del casco urbano, como el cipo que aparece en una de las esquinas de la antigua cárcel, las basas y columnas que figuran en los ángulos de la parroquia y el capitel corintio situado en el cruce de las calles Peñaflor y Nueva, relacionado con la leyenda de los santos mártires San Restituto y San Críspulo.
- Arquitectura civil Uno de los edificios más interesantes de la arquitectura civil de Peñaflor es la Casa Parroquial, situada en la tradicionalmente conocida como Calle del Pozo. Sigue el modelo sevillano de casa-patio. Presenta exteriormente el característico color almagra, así como una bella portada barroca, realizada en ladrillo. Sólo una crujía separa la calle del patio, el cual se encuentra adosado a la medianera. Del mismo parte la escalera hacia los cuerpos altos y la galería volada apoyada sobre canes de madera. Tras el patio, otra crujía y la casa de labor. En la calle Juan Carlos I se halla la Casa-Palacio, construcción de la segunda mitad del XVIII, del barroco tardío. Como el caso anterior, corresponde a la tipología de casa-patio, con un patio central y crujías alrededor. Su portada de piedra consta de dos cuerpos con balcón. De igual cronología es la edificación que hoy alberga la Casa de la Cultura, que anteriormente funcionó primero como pósito municipal y después como Ayuntamiento. Su planta no es totalmente simétrica, e incluso los pisos de las dependencias de la planta superior se encuentran todos a niveles diferentes.
3.Edificios religiosos
-Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol La monumental parroquia de Peñaflor está catalogada como Bien de Interés Cultural. Fue construída en el solar de una anterior iglesia mudéjar del siglo XIV, derribada a causa de los efectos del terremoto de Lisboa de 1755. Las obras comenzaron en 1780 y se prolongaron hasta 1801. El autor del proyecto fue Antonio Matías de Figueroa, siendo ejecutado en una primera fase por Antonio Caballero y en una segunda por José Echamorro. Presenta el templo planta rectangular, con tres naves compartimentadas por arcos de medio punto que apean sobre pilares a los que se adosan pilastras, crucero no manifestado hacia el exterior y cabecera plana. Las naves se cubren con bóvedas vaídas, las capillas de cabecera con bóvedas semiesféricas sobre pechinas y el crucero con una cúpula de tambor decorada con yeserías en forma de balaustres en su parte inferior y en forma de estípites en el centro. Las portadas se abren en las naves laterales. La del lado derecho está enmarcada por columnas corintias que dan paso a un entablamento sobre el que aparece un frontón curvo y roto, en cuyo centro figura el escudo de la parroquia. La de la nave contraria está flanqueada por pilastras toscanas sobre las que se sitúa un entablamento que da paso a un frontón recto y roto. El Retablo Mayor, neoclásico, está fechado en 1794 y presidido por la imagen sedente del XVIII del patrón, San Pedro. En el mismo destacan las esculturas de los santos mártires, San Restituto y San Críspulo, procedentes de su ermita, así como el recién restaurado sagrario de madera tallada. En la cabecera de la nave izquierda se ubica la Capilla del Sagrario. Presenta un retablo de hacia 1700 en cuya hornacina central se ubica una imagen moderna de vestir de la Virgen del Rosario. Recompuesto en este siglo, en las calles laterales aparecen pequeñas tablas con pinturas de los Misterios del Rosario, que en un principio estarían en el intradós del camarín; rematan el retablo otras dos que representan la Coronación de la Virgen y de Santo Domingo. En la misma nave destaca un retablo de madera sin dorar que alberga la imagen de la Virgen de la Encarnación. En la opuesta encontramos un retablo neoclásico de mediados del XIX con un Crucificado del mismo siglo. A los pies de la nave figura otro Crucificado, en este caso del XVI, que junto a las pinturas de San Juan y la Virgen forma un Calvario. En la sacristía se conservan algunos lienzos, entre ellos una Anunciación y una Virgen con el Niño. Recuadro de Semana Santa: Jueves y Viernes Santo. Peñaflor se viste de nazarena el Jueves y el Viernes Santo para acompañar a los titulares de las dos hermandades de penitencia en su recorrido procesional. La primera en salir es la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista. Al día siguiente lo hacen el Santo Entierro y la Virgen de la Soledad.
-Ermita de los Santos Mártires Esta curiosa ermita es una de las joyas del pueblo, ya que incluye en su planta una antigua tumba hipogea romana, donde según la leyenda fueron martirizados San Restituto y San Críspulo. Exteriormente presenta una sencilla portada adintelada sobre la que figura un azulejo alusivo a los titulares. A la izquierda se levanta una espadaña, que cuenta con un solo vano y una campana. Su planta es rectangular y se encuentra dividida en dos estancias cuadradas: la primera se cubre con bóveda de arista con arcos fajones laterales que apoyan sobre pinjantes y la segunda se halla excavada en la roca natural. Recuadro: La flor de sangre. Una antigua leyenda, transmitida de padres a hijos hasta la actualidad, cuenta que hacia el siglo IX fueron martirizados por los sarracenos San Restituto y San Críspulo en la cueva donde hoy se encuentra su ermita. Dicen que la sangre de ambos cayó sobre una peña, que se identifica popularmente con el capitel ubicado entre las calles Blancaflor y Nueva, y de ella brotó una flor de un vivo color rojo, lo que explicaría el topónimo de la localidad, Peñaflor.
- Iglesia del antiguo Convento de San Luis del Monte Este templo perteneció a un antiguo convento franciscano, construído en la segunda mitad del XVIII sobre la antigua Ermita de Nuestro Padre Jesús. Se trata de una iglesia de tipo conventual con planta de cruz latina y cabecera plana, de nave única estructurada mediante pilastras toscanas. La portada de los pies está cegada en la actualidad, por lo que se accede a su interior a través de la portada del muro izquierdo. Su primer cuerpo lo formaba en un principio un arco de medio punto, habiendose adintelado posteriormente; flanquean este primer cuerpo pilastras festoneadas sobre las que figura un entablamento en cuyo centro se sitúa una hornacina entre remates en forma de farolas. El Retablo Mayor, obra del XVIII, alberga las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores. En los machones del crucero se hallan dos retablos esquineros de la segunda mitad del XVIII, donde figuran las esculturas contemporáneas de San José y San Antonio de Padua. En el muro izquierdo de la nave se abre una hornacina con una imagen de Santa Ana y la Virgen, del XVIII y a los pies de la iglesia aparece un busto de un Ecce Homo del mismo siglo.
-Ermita de Nuestra Señora de Villadiego A unos dos kilómetros de la villa se encuentra esta antigua iglesia defensiva del siglo XIII, reedificada por completo en 1966. Sin embargo, se conserva, adosada a la ermita, una torre atalaya medieval, de planta octogonal, que se incluía en un sistema de comunicaciones construído por la Orden de San Juan para la defensa de la zona. La torre presenta una cámara cuadrada cubierta con una bóveda vaída a la que se abren cuatro hornacinas. En una de ellas aparece una escalera que asciende hasta una azotea almenada. En el lado oeste se sitúa un matacán apoyado sobre ménsulas. En el atrio del templo se conservan numerosas piezas arqueológicas halladas en los alrededores: cipos, urnas, aras y un sarcófago. La iglesia, en cuyo muro derecho encontramos diversas lápidas funerarias romanas, consta de tres naves con tres tramos y cabecera cuadrada. En el presbiterio, en un altar moderno, se halla la imagen moderna de vestir de la Virgen de Villadiego, patrona de Peñaflor, que sustituye a la primitiva talla, destruída en la Guerra Civil. Entre las pinturas que se reparten en sus paredes destacan una Dolorosa y un San Rafael.
-Ermita de Nuestra Señora de la Encarnación Se encuentra actualmente este templo en avanzado estado de deterioro, por lo que su interiror se halla desprovisto de retablo, imágenes y enseres, estando cerrada al culto. Se trata de un edifico barroco, del siglo XVIII, construído sobre una anterior ermita de origen medieval.

