El director ha presentado hoy la prêmiere de la película, en la que intervienen artistas como Farruquito, Estrella Morente o Manolo Sanlúcar y que, según ha manifestado, es una prueba excelente de que el flamenco viene del pasado, está en el presente y se proyecta al futuro.
Ante una sala de prensa abarrotada, el director Carlos Saura, el guitarrista Manolo Sanlúcar y los bailaores Farruquito y su hermano El Carpeta, han presentado la esperada película Flamenco, Flamenco, cuya premiêre se proyecta en Sevilla Festival de Cine Europeo, en el marco de la gala de la RTVA (Radio Televisión de Andalucía).
En la película, Carlos Saura asegura que se convierte en una especie de voyage que pone la cámara y capta lo que hacen los artistas. De hecho, su única intención es dejarlos expresarse libremente, algo que ha confirmado el bailaor sevillano, quien pudo elegir por sí mismo lo que iba a hacer en la cinta, un zapateao que no había hecho antes.
Por tanto, para el cineasta, lo verdaderamente difícil de la cinta no ha sido la dirección de los actores u otras cuestiones técnicas, sino elegir quiénes tienen que estar. En este sentido, Saura se muestra satisfecho con que, aunque falten algunos como Enrique Morente que no pudo venir porque tenía otras cosas, están los que tienen que estar, ha asegurado.
Al respecto, ha resaltado el nivel insuperable de todos los artistas que intervienen en la película, entre los que se encuentran Estrella Morente, Farruquito, Manolo Sánlucar, Eva la Yerbabuena, Dorantes, Israel Galván o José Mercé, al que el director ha comparado con Pavarotti.
No obstante, para el director el elenco que interviene en la película es un ejemplo de que el flamenco viene del pasado, está en el presente y se proyecta al futuro. Así, rehúye de los debates en torno a la fusión -de la que por otro lado nace el flamenco- y apunta que lo que ha ocurrido en este arte, sobre todo al baile, no es más que lo que tenía pasar. Era necesario que un bailaor pueda pararse cuando quiera, ha añadido.
Claro que, tal y como ha matizado el guitarrista Manolo Sanlúcar, en esta re-evolución unos se equivocan y otros no. Así, el guitarrista ha lamentado que no exista una escuela que registre los valores del flamenco porque, según ha dicho, dentro de la improvisación hay una sabiduría, que no es casual y, en cualquier caso, no es lo mismo la espontaneidad de Farruquito que la de mi jardinero, ha sostenido. Por tanto, en lo que han coincidido todos es en que ha llegado el momento en el que el flamenco se siente y no sólo se convierta en Patrimonio de la Humanidad, si no que sea reconocido por la grandeza que tiene.
En cuanto a cuestiones técnicas, Saura ha explicado que el rodaje se hizo únicamente con dos cámaras digitales que, a excepción de algunos recursos, centran su atención en la intervención de los artistas. Es más, como él ha contado, no le importa que se vean los límites de la escenografía o los focos porque su prioridad son los artistas. Incluso, tal y como ha relatado, se permite improvisar y hasta que no tengo el número delante no decido dónde colocar la cámara. El único impedimento para el director, en este sentido, ha sido el tiempo, algo que reconoce le preocupa bastante porque, en su opinión, a la mayoría de los espectáculos que he visto le sobran cosas.
En definitiva, Flamenco, Flamenco es para Saura su forma de compensar lo negado que he sido siempre para el baile, ha dicho en tono jocoso. Sin embargo, para el guitarrista sanluqueño es una fortuna que un cineasta transporte al mundo entero nuestras imágenes. Además, Manolo Sanlúcar ha valorado la capacidad de Saura de ponerse siempre en el lugar adecuado, dando el máximo sin extravagancias y ha concluido diciendo que es un placer ponerse en sus ojos.
En el caso de Farruquito, esta es además la segunda vez que trabaja con Saura, ya que también apareció en Flamenco de 1995 acompañando a su padre cuando aún era un niño, aunque para el bailaor esta vez ha sido mucho mejor que la anterior donde, por la edad, no pude disfrutarlo tanto. En aquella ocasión, su padre le pasó el testigo y en esta él se lo pasa a su hermano El Carpeta que, llegó al rodaje como una exhalación, ha contado Saura, y que hoy ha mostrado el orgullo de que siendo tan chiquitito tenga ya una película.
Por otro lado, el Festival de Sevilla, además de estrenar la película, le otorga al director aragonés el Premio Ciudad de Sevilla en el marco de la gala de la RTVA, un premio que ha confesado que recibirá con mucha alegría, sobre todo, porque viene de esta ciudad a la que tanto quiero. Precisamente, este galardón se le concedió el pasado año a Vittorio Storaro, director de fotografía de Flamenco, Flamenco y a quien Saura ha definido como un aventurero de la luz.