He estado dos veces a punto de morir pero nunca había vivido algo tan complicado como esto.
José Ortega Cano tras unas semanas recluido para ir recuperándose de su delicada salud reapareció en público para presentar su biografía, La forja de un torero, escrita por Ginés Parra y de la editorial Guadalturia. El diestro se mostró muy satisfecho por el trabajo hecho por el escritor que ha convivido con él a lo largo de dos años en su finca Yerbabuena. El libro está dedicado a los dos hijos del torero que han compartido también muchas horas con el autor y a quienes José ha prometido llevar una vida más tranquila y no volver a pisar los ruedos para torear
¿Cómo se encuentra tras la última hospitalización que fue bastante delicada?
-Me encuentro mejor, la última lesión fue bastante complicada. He estado dos veces a punto de morir pero nunca había estado en una situación tan delicada como esta. Tenía dos coágulos de sangre en el cerebro y los médicos no sabían si tendrían que operarme o si se diluiría con los medicamentos, afortunadamente si se ha diluido
¿Sigue con problemas de memoria?
-La verdad es que ahora tengo poca memoria, sobre todo cuando llega gente y me dice que le debo dinero, no me acuerdo (bromea)
¿Su retirada es definitiva?
-Sí, en las plazas no volverán a verme porque se lo he prometido a mis hijos, me verán como aficionado o como ganadero pero no toreando ni en festivales. Ahora me volcaré en criar toros, en el apoderamiento de Rafael Cerro que es un joven novillero de 17 años
¿No ha pensado en crear una escuela taurina en Yerbabuena?
-No, las puertas de mi casa siempre están abiertas para la gente joven y para ayudar pero no he pensado en una escuela
¿Por qué se ha decidido a contar su vida?
-Siempre me ha costado trabajo pero un día apareció Ginés por casa, se quedó dos meses y durante año y medio es ha dedicado a ello. El protagonista principal del libro no soy yo, son mis padres y esa lucha para sacar adelante una familia de cinco hijos. Yo era el cuarto y decidieron irse desde Cartagena hasta Madrid. Es la historia de una de esas familias que tenían que tirar hacia delante sin medios
¿Y por eso decidió ser torero?
-Quería ser torero para sacar a mi familia de la pobreza. Vivíamos todos en una habitación. Cuando empecé no había escuelas taurinas, todo era a base de una gran esfuerzo de ir a muchas capeas al campo
¿Está reflejada toda su vida?
-Habrá una segunda parte donde se hablará desde que conocí a Rocío hasta la actualidad
Creo que lo que más le ha dolido son comentarios que pusieran en entredicho su matrimonio con Rocío
-Me adoraba y yo a ella. Estábamos completamente enamorados. Cualquier tontería nos hacía mucha gracia y lo recibíamos con cariño. Me llama la atención cuando hay quien dice que íbamos a dejarnos ¡Qué sabrá la gente! El nuestro era un amor difícil de separar.
Compartían la pasión por el arte
-Le encantaba que yo fuera torero y a mí disfrutarla en un escenario.