Tras la catástrofe natural sufrida la pasada semana en Japón, y concretamente en la ciudad hermana de Sendai, el Ayuntamiento de Coria del Río ha enviado una carta al embajador de Japón en España, Tumiaki Takahashi, mostrando el total apoyo de la Corporación Municipal en estos difíciles momentos.
En la misiva enviada el pasado 11 de marzo, el Alcalde de Coria del Río, José Vicente Franco, expresaba en nombre de toda la ciudadanía coriana el más profundo pesar por el fallecimiento de tantas personas y por la lamentable situación que se encuentra el país hermano del Japón.
En estos tristes momentos, el Ayuntamiento de Coria del Río y todos sus ciudadanos mostramos el apoyo inconmovible a todos los miembros de la Embajada del Japón en España, ofreciéndonos para todo cuanto pudieran necesitar de este Pueblo Hermano de Coria del Río.
Sendai y Coria son dos ciudadades unidas desde hace 400 años. Sendai es la capital de la prefectura de Miyagi al nordeste de Tokio. Con un millón de habitantes es la undécima población de Japón. Estaba muy cerca del epicentro del seísmo y la arrasó una ola de diez metros de altura que ha devastado toda la franja costera.
Coria dista de Sendai unos 10.500 kilómetros. Pero mucho más recorrió la misión que el señor feudal de Miyagi envió a México, España y El Vaticano en 1613, para buscar apoyo político y religioso para los japoneses convertidos al cristianismo, que llegó a Coria un año después. Aunque no vinieron por el continente euroasiático, sino por la ruta de México.
El samurái que estaba al frente de aquella expedición, Hasekura Tsunenaga, se entrevistó con el rey Felipe III, con el papa Pablo V y volvió a Sendai en 1620, pero un grupo de sus compañeros de aventura se quedaron aquí. Hay evidencias de partidas de bautismo en el siglo XVII de niños con el apellido Japón, muy común en la actualidad en esta ciudad ribereña del Guadalquivir a las puertas de Sevilla. Los cientos de Japón corianos han visto como todo el mundo las tremendas imágenes de la televisión; pero seguro que todavía con más emoción. Tienen razones para apenarse de la suerte de los damnificados. Y también motivos para el orgullo de sus parientes lejanos: la odisea japonesa es una lección de civismo y organización, sin protestas, sin violencia. De dignidad de la población, a pesar de la magnitud de la desgracia.