Artículo de opinión de Vida Universal.
Para la juventud, en la gran mayoría de los casos, justicia significa la aplicación de la regla de oro del Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret: Lo que quieres que otros te hagan a ti, hazlo primero tú a ellos, o en su caso: Lo que no quieres que te hagan a ti, no lo hagas tampoco tú a nadie. Esta justicia conduce a que a las personas les vaya bien en la Tierra, y también a los animales y a la naturaleza en general. Los jóvenes tienen una visión abierta para toda la Tierra, y ven cuanta injusticia hay en el mundo: Algunos son pobres, muchos pasan hambre. Todo esto podría cambiar si cada persona empezase a cumplir paso a paso en su vida la regla de oro para la vida.
En los años jóvenes se van formando pensamientos en contra de los demás. Todo empieza en la escuela, instituto o al comienzo de los estudios profesionales, con el hecho de rechazar a determinadas personas y evitarlas. Si uno no cuestiona este comportamiento a tiempo, si no se pregunta a sí mismo: ¿por qué hago esto en realidad? ¿Qué me molesta de esta persona?; si uno no descubre que tal vez tiene eso mismo que rechaza en los demás, luego como adulto, el marginar a otros y el despreciarlos se acentúa aún más. Al final ni uno mismo se da cuenta de cuanto rechazo y juicios emite, y apenas le es consciente que esa actitud es una postura equivocada que sin embargo encuentra completamente normal.
