El profesor titular de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid Carlos Taibo ha negado hoy que el movimiento del 15 de mayo esté en retroceso, asegurando que en otoño recuperará el pulso de la mano de su desarrollo efectivo en las universidades. Nadie sabe qué ocurrirá, pero doy por descontando que el 15-M no va a morir ni desaparecer, sino que tiene ganas de seguir y debería convertirse en un movimiento que apostase por la autogestión y que trascendiese la mera enunciación de críticas con respecto al mal funcionamiento del sistema político y que cuestionase los cimientos de nuestra sociedad desde una perspectiva de replanteamiento efectivo del capitalismo, de la sociedad patriarcal, de los modelos productivistas que padecemos y que son muy agresivos con el medio natural.
Taibo ha realizado estas declaraciones durante el transcurso del seminario Análisis de las elecciones municipales y autonómicas de 2011: El comportamiento electoral de la juventud. In memoriam al profesor Antonio Valle Cabrera, que organiza el Centro Olavide en Carmona y en el que ha impartido la conferencia Un convidado inesperado: El movimiento 15-M.
A su entender, las causas del surgimiento del movimiento 15-M son varias. Entre ellas, ha citado la habilidad de las personas que convocaron las manifestaciones del 15 de mayo a través de un uso muy inteligente de lo que ofrecen las redes sociales. Otra es el escenario general de crisis, plasmado en un descrédito de la clase política y una percepción de que nuestros gobernantes están más atentos a ayudar a los bancos que a los ciudadanos de a pie, así como la degradación de muchas relaciones en el medio universitario, aceleradas en virtud de la aplicación del plan de Bolonia.
Otras causas del 15-M son aportadas por el eco simbólico del movimiento árabe, con la idea paralela de que es posible cambiar las cosas saliendo la gente a la calle. Además, el trabajo realizado durante muchos años por los movimientos sociales críticos, sumado al propio éxito de este movimiento, que ha provocado que mucha gente que inicialmente no se hubieran sentido atraídas por este tipo de cosas, al final se han adherido a un movimiento de esta naturaleza, ha asegurado. En referencia a la respuesta de la clase política española con respecto a este movimiento, Carlos Taibo ha declarado que, en el mejor de los casos, ha habido cierta reacción retórica de aceptación de que los jóvenes indignados tienen razón en muchas reivindicaciones, aunque piensa que no va a tener ningún efecto en cambios en la conducta de nuestros gobernantes. Si tengo que proponer un ejemplo, el sr. Rubalcaba ha anunciado su designio de promover una reforma de la ley electoral. Sin embargo, es perfectamente consciente de que esa reforma no va a salir adelante porque es preciso el apoyo de su partido y del PP, que son las dos principales fuerzas políticas que se benefician del sistema electoral actual. Me parece que la declaración de Rubalcaba es un brindis al sol y un intento de congeniar con los jóvenes indignados, sabiendo por detrás que no va a haber ningún cambio.
Con respecto a la labor de los ciudadanos en la sociedad, Taibo cree que tenemos muchas cosas que hacer: Se dibujan dos almas diferentes dentro del movimiento del 15M. La primera apuesta por crear espacios de autonomía que apliquen reglas del juego diferentes que las que hoy se nos imponen, engordar el propio movimiento y no aspira a influir sobre otros. La segunda de las almas entiende que hay que emitir propuestas precisas con la confianza de que serán escuchadas por quienes tienen el poder, bancos, instituciones No desdeño este camino, pero pienso que el primero es más seguro y no coloca en manos de otros la capacidad de decisión en temas importantes. Por último, el profesor sostiene que la clase política española se halla totalmente subordinada a poderosos intereses económico financieros, que están en la trastienda. De un tiempo a esta parte hay una campaña, de perfil obviamente irónico, encaminada a conseguir que Emilio Botín se convierta en el presidente del Gobierno, suprimiendo mediaciones. Simpatizo hasta cierto punto con esta campaña porque admitiré de buen grado que un señor que se apellida Botín tiene difícil ser algo distinto de lo que objetivamente es.