Carta al director de Victoria Blasco López.
Leo en el periódico: Olivia Molina pierde el bebé que esperaba y a continuación Ivonne Reyes ha sufrido una interrupción involuntaria del embarazo. Me paro a pensar porque, en esta sociedad en la que las ideologías dominantes se han dedicado a embarrar el lenguaje en una selva grotesca de eufemismos para defender sus prácticas asesinas, no es fácil traducir el mensaje correcto. Sigo leyendo y en ambas noticias reconozco la palabra bebé y me tranquilizo porque me lleva a la conclusión de que no se trata de muertes provocadas porque entonces, ya no se trataría de bebés, ni de hijos perdidos, ni siquiera de ilusiones rotas sino de embriones, fetos, masas de células u otras cosas- las cosas más importantes de la vida no son cosas. Estas consideraciones me trasladan a los saldos y las rebajas de los grandes almacenes liquidando géneros,en su día valiosos, a precios irrisorios que nos hacen dudar de su valía en origen y nos convencen de que no eran tan buenos. Hoy en día, también se están liquidando vidas a precio de saldoy también en ellas, hay distinciones entre las valiosas y las de rebajas. Los mismos que hacen ver a las madres que lo que lleva en su vientre es en realidad un enemigo y que compasivamente devuelven la placidez a su existencia; los mismos que se erigen en paladines de los derechos de los animales y que se deprimen ante el cambio climático, son los mismos que se dedican a degradar el valor de la vida humana hasta la categoría de cosa convenciendo a las madres en dificultades o desamparadas que la vida que llevan en su vientre sólo tiene valor si alguien la desea, como si fueran unos zapatos, una camisa o unos calcetines cualesquiera. A esta gente que han pervertido el lenguaje de tal manera que el valor de la vida queda diluido entre eufemismos cúrsiles y macabros les digo que ni así cuela.
