
Cuando me descuide habré cumplido un año escribiendo en las páginas de este periódico. Nunca agradeceré lo bastante a Miguel Gallardo la oportunidad que me brindó de hacer llegar a miles de lectores mis artículos; mis pensamientos diría mejor, mis sentimientos, para calificarme de la manera más sencilla y dejar el rango de articulista para quien se tome por tal. Yo he pretendido, sobre todo, hacer amigos, comunicarme con ellos. Y bien logrado que está, porque la experiencia de asomarte con frecuencia a una de las ventanas de un diario digital, te hace descubrir que lo importante no es tanto lo que tú dices, sino lo que te contestan los demás, lo que te acerca a ellos por el hecho de contrastar tus opiniones propias con las ajenas. Tampoco se puedepagar la sinceridad de nadie, su confidencialidad y la confianza que ponen en ti. Incluso empiezas a ser necesitado con más frecuencia de la que te pensabas:
-Hoy no has escrito, te he echado de menos. No dejes de hacerlo.
Escribir para los demás te convierte, o al menos ha sido mi caso, en un deudor constante de cariño y atenciones que toma conciencia de que jamás va a saldar por completo lo que debe. La gente te da parte de su tiempo de oro.
Pero lo más impagable en esta experiencia asidua con Sevilla Press seguramente sea la independencia que este medio de comunicación nos concede a todos,lectores y colaboradores, desde su cabecera (como una primordial advertencia y declaración de principios), al autodenominarse el primer diario digital independiente de Sevilla. Que sea el primero, no me extraña viniendo la idea de un periodista innovador y pionero como Gallardo; que sea digital también es esperable en un hombre al que siempre encontré por delante de los acontecimientos; pero que sea independiente es algo esencial que ha emanado de una actitud irrenunciable de Miguel Gallardo ante la vida. En casi un centenar de apariciones que cuento en mi haber, no me he dejado atrás un solo renglón que hubiese fulminado mi director. No he recibido la más mínima instrucción de lo que cabía en mis párrafos. No tengo ni idea de qué lado pueda estar de las cosas Miguel Gallardo, de qué color, de qué tendencia. Pero es incuestionable que sus propias opiniones no le hacen entregar las armas de permitir la libre expresión de los demás, ni siquiera cuando los demás nos manifestamos en su terreno, el de Sevilla Press. Me detengo en esta característica fundamental que opera en Sevilla Press desde su fundación, precisamente recordando el intento frustrado de controlar el contenido de los informativos de TVE.
El Consejo de Administración de RTVE fue autorizado para acceder al sistema de edición de los periodistas de la corporación pública. Es decir, iba a poder supervisar su trabajo. Pero el Consejo de Informativos de RTVEreprobó la decisión adoptada por el Consejo de Administración para que sus miembros tuvieran acceso directo al sistema de trabajo de la redacción de informativos. Y en medio de esta presunta censura que no llegó a serlo, estuvieron dos partidos políticos procurando la intentona: PSOE y PP.
A mí no me extraña que al PSOE se le ocurra formar parte de semejante iniciativa. Nunca, jamás, he creído en su vestimenta democrática, propia de un camuflaje; ni siquiera cuando en la transición española de Adolfo Suárez renunciaron oficialmente al marxismo. Y los hechos de demasiados años han demostrado con tozudez que no ando equivocado. El PSOE, por fortuna para un país llamado España,no ha sido lo que hubiese querido, sino lo que ha podido. Está probada ya a estas alturas su indisimulable inercia dictatorial que ha salpicado a todos los estamentos. Si de su voluntad hubiera dependido-y no de las urnas-, habría superado los cuarenta años de Franco. Este sería un argumento largo de desarrollar y demostrar, que no toca ahora.
Del PP, sin embargo, y a las puertas de unas elecciones generales que todo indica va a ganar, se supone que trae con cada uno de sus futuros millones de votos una instalación definitiva de la democracia en España, una democracia madura, mayor de edad,después de atravesar tantos episodios adolescentes en los que se ha pasado los años tanteando (en democracia el acné juvenil dura mucho), y tras los cuales ya no va a estar para cuentos. Lo mismo que cuando la ruina entra en la casa, el amor salta por la ventana, también cuando al país lo han dejado contra la pared, las ideologías han huido. Al político que desde ahora no llame al pan, pan y alvino, vino, le van a dar puerta; esa que estos días-no hay más que oir a la gente, harta de cinismo-le están dando en las narices a Rubalcaba.
Yo del PSOE nunca espero nada, salvo el temor de que vacían las arcas por todas partes y nos crucifican de impuestos para recrearse en el despilfarro propio de los nuevos ricos. Pero del PP rechazo ese grave paso en falso contra la libertad de unos profesionales de la información. Si estos no la están llevando a cabo a través de la exigencia de que sea veraz, si lo que el PP pretendió inicialmente-que no lo sé, que simplemente cavilo las razones más primitivas de una desafortunada decisión- fue perseguir una manipulación más del PSOE también en los contenidos de los informativos, que sitúe el cortafuegos no por la zona de los profesionales presuntamente correctos, sino por la más real y más peligrosa de un partido al que en el poder, lo parece al menos y todo hace señalar el fin, le quedan dos telediarios.
José María Fuertes

