Antonio Barrera no tuvo opciones con su lote.
La terna estuvo por encima de la corrida de Cuadri en el sexto festejo del abono maestrante. No hubo triunfos, pero sí pasajes interesantes a cargo de los tres toreros, que se mostraron muy dispuestos ante un ganado que dio escaso juego a excepción del tercero. Las únicas ovaciones de la tarde fueron para Javier Castaño y Sergio Aguilar, toreros que estuvieron valientes en su lote. La espada impidió que alguno de los dos saliera de la plaza con alguna oreja en el esportón.
Ficha:
Se lidiaron toros de Hijos de Celestino Cuadri, muy bien presentados y de escaso juego a excepción del tercero.
Antonio Barrera, silencio tras aviso y silencio.
Javier Castaño, ovación tras aviso y silencio.
Alberto Aguilar, ovación tras aviso y silencio tras aviso.
Media entrada en tarde agradable. Saludó en banderillas David Adalid.
Comentario:
Las faenas de Javier Castaño y Alberto Aguilar en sus primeros toros merecieron las únicas ovaciones que sonaron en la tarde. La de Castaño fue de gran valor, mientras que a cargo de Aguilar corrieron los pasajes más estéticos de la tarde. Ambos pudieron tocar pelo de matar bien, pero fallaron los aceros. Por lo demás, se esperaba más de la corrida de Cuadri, que a excepción del tercer toro estuvo muy limitada en su comportamiento.
El primero de la tarde se mostró limitado de fuerza de salida. Fue medido en el caballo y en el comienzo de faena se coló en el primer pase de pecho. A partir de ese momento el toro miró y se acordó de lo que dejaba atrás. Antonio Barrera lo toreó con oficio por el derecho y también al natural consiguiendo más de lo que el toro ofrecía. Mató de media contraria y dos descabellos. Silencio tras aviso.
Antonio Barrera se lució con el capote en el cuarto, en lances a la verónica que gustaron al público. En la muleta se mostró de nuevo muy dispuesto ante un toro de Cuadri de 650 kilos que también pesó mucho en la muleta. Firme y seguro, sacó todo lo que pudo por ambos pitones hasta que el animal se agotó. Mató de estocada desprendida y varios descabellos.
Javier Castaño se mostró dispuesto en el recibo de capa al segundo de la tarde. Con la muleta hizo andar a un toro apagado y soso que siempre embestía con la cara alta. A base de dejar la muleta puesta y de tirar de su enemigo logró arrancarle muletazos de mucho mérito. Después se metió entre los pitones y expuso mucho con valor seco. Pinchó antes de dejar una buena estocada y tuvo que descabellar. Ovación tras aviso.
El quinto se revolvió en el capote poniendo en aprietos a Castaño. En banderillas se lució David Adalid y Castaño le plantó cara en la muleta con la montera calada. El toro conservó su complicación y la faena transcurrió de manera tensa dado el peligro del toro. El torero volvió a demostrar gran valor en un arrimón final. También en éste falló con la espada: pinchazo y estocada tendida.
El tercero derribó de forma espectacular al caballo de picar en el primer encuentro y manseó en el segundo puyazo. En la muleta fue el más manejable y Alberto Aguilar lo aprovechó en un estético comienzo con la rodilla flexionada y en una serie diestra ligada. Por el pitón izquierdo se revolvió y no tuvo un pase, por lo que Aguilar volvió a la derecha para subir de nuevo el tono de la faena. Sonó la música y un desarme rompió el hilo cuando ya el toro se venía abajo. Mató de estocada y dos descabellos. Lo que pudo ser un triunfo quedó en ovación.
El sexto tuvo mucha más complicación. Miraba y echaba la cara arriba a mitad del muletazo, desluciendo las suertes. Aguilar lo intentó y de uno en uno logró sacarle naturales que tuvieron mérito. Por la derecha el toro se reservaba más pero también por ese pitón le buscó las vueltas. Fue una actuación seria que prolongó hasta exprimir todas las embestidas del de Cuadri. Volvió a fallar con espada y el descabello y su labor fue silenciada tras escuchar un aviso.