A raíz de un artículo publicado recientemente por un equipo de investigación español al respecto de los riesgos para la salud de los dispositivos de iluminación LED, los responsables de la firma Trigasia, consultoría dedicada a la investigación y desarrollo de ecoeficiencia a base de este tipo de iluminación, han emitido un comunicado en el que expresan su denuncia sobre las malas interpretaciones que de él se han hecho. Concretamente en este artículo se pone de manifiesto el que la exposición directa y continuada a una determinada potencia de luz (5 mW/cm2) de bajas longitudes de onda (en el orden de los 450 nm, es decir, en el rango del color azul), afecta en mayor medida a las células del epitelio pigmentario de la retina que el resto del espectro, que también lo hace.
Según los responsables de Trigasia, esto no implica que la luz que emiten las lámparas LED sea perjudicial. Y es que en todas las fuentes de luz blanca, y especialmente la llamada fría, es decir, de temperatura de color superior a 5.500 K, ocurre que una parte de su potencia lumínica proviene de este rango de longitudes de onda. Hay que tomar estos datos en perspectiva, la mayoría de los fluorescentes en el mundo tienen una temperatura de color de 6.500 K, y no por eso nadie dice que son dañinos, aunque algunos de ellos incluso emitan rayos UVA, explica José María Gallardo, director general de la marca, nuestros ojos se ven perjudicados cuando son expuestos directamente a la luz solar, o a cualquier otra fuente energética, lumínica o de otra índole; evidentemente, no se debe mirar fijamente a una fuente de luz, sea LED o de otro tipo.
En este sentido, uno de los estudios referenciados por el citado artículo compara una misma lámpara LED con y sin la presencia de un colimador, es decir, una óptica para que los rayos de luz se emitan concentrados y que se emplea, por ejemplo, con los punteros láser. Estando presente el colimador, la exposición máxima a la luz directa a una distancia de dos metros antes de alcanzar el límite de riesgo fototóxico es de alrededor de 60 segundos, mientras que sin él nunca se alcanza este límite, esto quiere decir que ni siquiera el mirar directamente esta luz difusa en dichas condiciones es perjudicial, cuánto menos cuando no se hace.
Así las recomendaciones de Trigasia son las de emplear esta tecnología, como cualquier otra, con sentido común, sabiendo que las lámparas LED son mucho más eficientes que el resto, y teniendo en cuenta que lo barato, sale caro, por eso aconsejamos siempre elegir productos de calidad, adaptados a las necesidades de cada uno, de hecho muchos productos de bajo precio ciertamente aumentan la temperatura de color para conseguir mayor potencia, dando ese característico tono azulado, evite siempre esas lámparas, finaliza José María Gallardo.
Trigasia es una compañía española especializada en la investigación, desarrollo, fabricación e importación de productos de tecnología de iluminación LED de alta potencia. Por ello, y en su afán de mejorar día a día, busca las materias primas, testa y desarrolla todas las partes de la lámpara de manera individual, utilizando los más altos estándares en dichos componentes.
Trigasia cumple estrictamente la normativa europea, incluso superándola, puesto que sus productos no contienen ninguna cantidad de wolframio (como las lámparas incandescentes o halógenas), ni de mercurio (como muchas lámparas de descarga y fluorescente) y no emiten radiaciones UV ni IR.
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