Con carácter retroactivo me traigo ahora una portada del martes después del lunes del alumbrado. La dejé en reserva porque respeto ese alto el fuego de la vida de Sevilla que es su Feria. Pero hoy sí. ¡Qué buena portada! No ya la de la Feria, sino la del propio periódico que decidió coronar la del Real como si le faltaran las últimas banderillas, allá en todo lo alto.
-Europa enfría el optimismo económico del Gobierno.
Y se pegaba unos adornos por realidades sobre el templete del kiosco que no le baila el agua a nadie:
-La Comisión Europea no ve clara la salida de España de la crisis/ Augura que nuestro PIB crecerá este año menos de lo que prevé el Ejecutivo y que la tasa de paro bajará muy poco/ Ve riesgo de que el déficit repunte e insinúa a Rajoy que no baje impuestos/ Pide incluso más recortes.
Pues ayer más de dos y millones y medio de los electores del Partido Popular le dijimos a quienes hasta ahora habíamos tenido por los nuestros, que no nos engañan más. Y que la que vengo denominando Operación Amnesia, consistente en aflojar el látigo con el que se han empleado bien y con saña en la espalda de los españoles, ha sido un fracaso.
En las fotos de anoche Arias Cañete levanta los brazos; pero no es más que el gesto obligado y recurrente de quien mantiene el tipo en una victoria pírrica, tráiler del futuro en el que el poder, la arrogancia y la prepotencia se les ha empezado a desmoronar.
Hasta el más tonto en economía que soy yo, advertía ya que Montoro sabe bien poco de cuentas y por eso no le salen. Hasta el más tonto en economía que soy yo se percataba de que al primer de Japón, que dijo en su reciente visita estar impresionado con la recuperación económica de España, o lo habían engañado como a un chino o es que su raza tiene el inconveniente de no abrir los ojos de par en par y verlo todo estirado, que es lo que hace el Estafador Gobierno de la Nación: estirarlo todo cuando no más cuerda. La mirada del japonés ha demostrado ser una ventana con rendijas. Una poquita de luz, vamos. Además de tener la cara dura de un cómplice desvergonzado.
Y hasta el más tonto en economía que soy yo, no se tragaba lo del ministro nombrado para cargársela más, que dijo que en 2015 España superaría la media de la eurozona. Creerse eso es caerse de un Guindos. Yo voté al PP. Siempre lo hice. Por eso estoy fuera de toda sospecha para decir que me alineo ya con los millones del PP que no volveremos a votarlo más. Porque como a tantos veteranos y asiduos electores del PP con los que hablo o escucho en su decepción, no me engañan más y si es por mi voto ni me atacan más el bolsillo ni los derechos democráticos, ni me hacen regresar a una dictadura que estoy esperando a que acabe con Rajoy lo mismo -o peor- que si otra vez tuviera que morirse Franco y volviera a contármelo Arias Navarro. No le perdonamos precisamente a quienes supusimos defensores de nuestros derechos que nos engañaran ni más ni menos que en una campaña electoral. Elegimos sin saberlo a nuestros enemigos.
La Operación Amnesia del PP ha fallado con ficciones para ganar elecciones. Al Partido Popular le irán las más extensas lagunas mentales, corregidas puntualmente por la Comisión Europea. Pero la más cruda realidad sobre la que pisamos los españoles es el mejor tratamiento contra el alzheimer de promesas hechas que no cumplieron después de ganar.