A la hora de replantearse qué tipo (especie) de árbol plantar hay que tener en cuenta, su adaptación al clima, su porte, su resistencia a plagas y enfermedades, su papel funcional en el espacio urbano y su capacidad de absorción de CO2. Este es un aspecto muy relevante en nuestras ciudades, ya que la contaminación atmosférica de las ciudades se debe principalmente a los vehículos con motor de explosión y calefacciones
Una relación de los árboles más comunes que fijan más CO2:
Pinos (Pinus halepensis, Pinus pinea), Melia (Melia azederach), Encina (Quercus ilex), Alcornoque (Quercus suber), Acacia de tres espinas (Gleditsia triacanthos), Jacarandá (Jacaranda ovalifolia), Olmo (Ulmus minor), Brachychiton (Brachychiton populneum), Naranjo (Citrus aurantium), Olivo (Olea europae), Alamo (Populus alba), Plátano (Platanus x hispanica), Ciprés (Cupresus sempervirens), Laurel (Laurus nobilis), Arbol del amor (Cercis siliquastrum), Ciruelo japonés (Prunus cerasifera), Catalpa (Catalpa bignoniodes).
Hay otras muchas más especies arbóreas, principalmente de origen subtropical y tropical, que tienen grandes hojas y que al tener una mayor superficie de fijación y ser de carácter perenne absorben mayores cantidades de CO2. Una gran variedad de Ficus, Bauhinia, Tabebuia, Sizhygium, Leucaena, Albizia, etc, son árboles que pueden ubicarse en el medio urbano, teniendo en cuenta su morfología y funcionalidad.