Hacksaw Ridge, USA 2016
Director: Mel Gibson
Guión: Robert Schenkkan, Randall Wallace y Andrew Knight.
Música: Rupert Gregson-Williams
Fotografía: Simon Duggan
Intérpretes: Andrew Garfield, Vince Vaughn, Hugo Weaving, Teresa Palmer, Sam Worthington, Luke Bracey, Rachel Griffiths, Richard Roxburgh, Matt Nable, Nathaniel Buzolic, Ryan Corr, Goran D. Kleut, Firass Dirani, Milo Gibson, Ben O'Toole.
Sin duda, el día que se escriba la historia sobre el cine bélico de principios del XXI, uno de los títulos más inolvidables será esta cinta que dirige Mel Gibson sobre la historia real de Desmond T. Doss, un objetor de conciencia que se convirtió en héroe durante la Segunda Guerra Mundial. Y será una película indispensable por numerosos factores, ya que Gibson trabaja sobre un guión cuidado al detalle, se apoya sobre magníficos actores, y demuestra una vez más que es mucho mejor director que actor (lleva tres de tres, en número de aciertos al ponerse tras la cámara).
“Hasta el último hombre” es de esas cintas que no flojea en ningún momento, nos mantiene enganchados constantemente, e incluso eleva el listón en aquellas partes más típicas, como el clásico momento del sargento gritón que insulta a la tropa; el modelo de sargento agresivo que en realidad es un pedazo de pan se ha repetido hasta la saciedad desde “Oficial y Caballero”, pero Gibson le imprime un nuevo aire con buenos diálogos y un actor en estado de gracia: Vince Vaughn. En realidad, todos los actores están soberbios, el director ha sabido sacar lo mejor de ellos, empezando por el protagonista Andrew Garfield y continuando con Hugo Weaving, quien nunca ha estado tan bien en una pantalla.
Gibson nos narra una historia en tres partes claramente diferenciadas –con algunos flashbacks que le dan cohesión al conjunto-: sus años de niñez y juventud son la base sobre la que se construyen sus ideales –también surge la preciosa historia de amor que hay en esta cinta-; la fase de alistamiento y entrenamiento militar es el choque con los poderes del ejército y la defensa de sus principios, y finalmente la batalla en Okinawa, donde Gibson se luce especialmente a la hora de rodar algunos de los mejores momentos bélicos que hayamos visto en mucho tiempo. Su cámara es despiadada, no ahorra un solo detalle de la brutalidad y la violencia de cada escena (tal como hizo en “La Pasión de Cristo” y “Apocalypto”). La guerra según Gibson es absolutamente impactante, filmada con maestría y nada que envidiar a títulos como “Salvar al soldado Ryan”.
También está en “Hasta el último hombre” la ideología religiosa que ya conocemos de Gibson, y sus creencias cristianas se colocan de forma muy destacada en varios momentos (incluso hay una “ascensión” al cielo por parte del protagonista en un plano maravilloso hacia el final de la cinta). El sentido religioso se justifica por el hecho de ser una historia real, la de un individuo que cumplía a rajatabla el mandamiento “No matarás”, alguien que fue educado en la fe hacia Dios y que pensaba que los milagros podían ser posibles. Cada cual encuentra sus propias motivaciones para conseguir el “querer es poder”, y esa es básicamente la historia: la de un hombre que quería ir a la guerra no para matar sino para salvar vidas, y cuyo motor es la profunda creencia en su religión.
En suma, una película redonda, con una espléndida historia a la que Gibson le ha extraído todo su potencial para convertirla en uno de los mejores filmes del año.