Presentada en Diputación la obra de Andrés Fernández y María Isabel Brenes, con presencia de Elena Amaya y Javier Giráldez
Andrés Fernández Martínez y María Isabel Brenes Sánchez han presentado en Diputación su libro ‘1937. Éxodo Málaga-Almería. Nuevas fuentes de investigación’, resultado de un concienzudo trabajo de búsqueda en diferentes archivos, dedicado a determinar el alcance de la huida provocada por la ocupación de Andalucía occidental por parte de las tropas de Franco. En este acto, organizado por el servicio de Memoria Histórica y Democrática de Diputación, han intervenido la diputada provincial Elena Amaya y el director general de Memoria Democrática de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Francisco Javier Giráldez.
En este mes de febrero se cumplen 80 años de la ocupación de Málaga y el posterior éxodo de refugiados en dirección a Almería. En el libro ‘1937. Éxodo Málaga-Almería. Nuevas fuentes de investigación’ sus autores sostienen que fueron 300.000 personas las que confluyeron en esta diáspora forzada. La cifra supera ampliamente las estimaciones hasta ahora conocidas (que calculaban una presencia de 150.000 personas), por las siguientes razones: esos datos iniciales se habían estimado desde Almería, sin reparar en el gentío que salió desde Málaga y sin advertir los fallecidos que perecieron en la carretera. Además, en Motril un grupo numeroso de refugiados se dirigió al interior de Granada –hacia La Alpujarra- y otros resolvieron regresar a sus lugares de origen.
En esta huida confluyeron personas procedentes de la capital malagueña, así como refugiados de Sevilla, Córdoba, Huelva y Cádiz. La población gaditana procedía en su mayoría del Campo de Gibraltar y de la Sierra de Cádiz. Los que llegaron a Almería sufrieron cuatro días de brutal acoso desde cazas italianos e incluso desde el mar con bombardeos de los buques Canarias, Cervantes y Almirante Cervera. Se calcula que unas 50.000 personas llegaron a poblaciones de Cataluña, a un paso del exilio.
‘1937. Éxodo Málaga-Almería. Nuevas fuentes de investigación’ profundiza no sólo en los aspectos sociales de esta masacre sino también en la vertiente militar, con detalles sobre el armamento empleado por los sublevados y recuperando la trascripción de conversaciones de radio de militares que pedían a sus superiores la verificación de los ataques. En estos mensajes se advertía la presencia de ancianos, mujeres y niños; de población civil que huía del horror y que no representaban ningún objetivo militar.