Roderico, rey godo coronado como tal en el año 710, y castellanizado su nombre con el de Don Rodrigo, fue el último de los reyes visigodos de Hispania. Elegido rey por consenso y no por herencia, su vida está rodeada de leyenda, y su reino, que duró poco más de un año, fue conquistado por los musulmanes en poco tiempo.
Una de las pocas referencias que hay sobre los árabes en Chipiona nos dice que cuando en el año 711, por orden de Muza cruzan el estrecho de Gibraltar los árabes al mando de Tarik‑Ben‑Zeyad, y se lanzan como una tromba sobre la península, la monarquía visigoda con D. Rodrigo al frente de sus fuerzas sale al encuentro presentando batalla al enemigo en las orillas del Guadalete donde sucumbe y se derrumba en los márgenes del río.
Ambos ejércitos eran poderosos. Aunque antaño eran enemigos, ante el temor de una invasión y conquista los hijos de Witiza, Sisberto y Abba, parecen apoyar a Don Rodrigo.
Pero los acontecimientos dan un giro dramático; una vez Rodrigo tiene desplegados sus ejércitos de manera organizada, en alas, y una vez están enfrente de los musulmanes, las alas lideradas por Abba y Sisberto se pasan al bando enemigo, quedando las tropas de Rodrigo en inferioridad numérica y rota su estrategia.
¿Que fue del rey godo D. Rodrigo?, muchos historiadores aseguran que murió en la batalla y que su cabeza fue separada del cuerpo para remitírsela a Muza; otras fuentes dicen que acaba sus días en Salamanca, otros que lleno de pavor al ver el estrago que en los suyos hacían los enemigos, abandonó las regias vestiduras a orillas del Guadalete y huyó a esconder su vergüenza y desolación en una gruta hasta el fin de sus días; otros aseguran que precipitado por su mismo terror, quiso atravesar el río sobre su caballo, pero que arrastrado por la corriente, fue más tarde sumergido; pero otros creen que huyó, pasando por la ermita de Regla.
El Padre agustino belga Jacobo Willemaert, en su historia del Santuario, dice que <<el derrotado rey, muerto su caballo, se dio a la fuga en dirección a la parte norte de la costa, llegando al lugar donde se veneraba la sagrada Imagen llamada entonces Virgen Líbica o Africana. Aquí se despojó de sus vestiduras reales y recibió del Superior de los ermitaños un vestido negro, se disfrazó de pastor y emprendió la fuga por mar, no siendo posible hacerlo por tierra>>.
Otro autor, en este caso Guillamas y Galiano cuenta este episodio así: <<desde el año de 284 hasta el 714 que entraron los sarracenos y vencieron al Rey D. Rodrigo en nuestras cercanías, en la infausta batalla del Guadalete: que el autor creyó no había otro España que el de Rota, y por esto hace llegar el mismo día al infeliz Rey fugitivo al monasterio a dar cuenta de su tragedia para que huyesen aquellos santos varones, dejando antes sepultada la Virgen en un pozo, con lo cual desapareció el Rey y quedó controvertida su vida o muerte, como mucho después en igual lance la del Rey D. Sebastián de Portugal>>.
Con más detalle aún nos lo cuenta el agustino Carmona Bohórquez en su libro “Historia Sacra”, dice que D. Rodrigo fue vencido el domingo 11 de noviembre del año 714 por Tarife Abinzarza, general de los moros, y que al salir con vida de la batalla con su caballo Orelia, perseguido de no pocos enemigos, dejándose llevar por su caballo llegó al amanecer del lunes a la orilla de un salado, que según autores de su época era el Salado de la villa de Rota, entre el Puerto de Santa María y Rota, dejó libre al caballo, se despojó de las insignias, las armas, la corona y sandalias de oro y cambió sus ropas reales por las de un pastor. Después se apartó el rey de dicho riachuelo o salado y atravesando el campo anduvo tres leguas de tierra hasta salir en busca de una embarcación hasta la zona del Santuario donde halló una ermita con una imagen y un ermitaño.
El rey D. Rodrigo encubierto como pudo pasó después a Portugal acompañado de un ermitaño llamado Román desembarcando en Pederneira, pasando después a una ermita de San Miguel junto a Viceo (Visco) donde acabó su vida. Doscientos años después dice que se encontró una piedra esculpida donde decía: <<HIC REQUIESCIT RODERICUS REX GOTHORUM>> que correspondía a su sepultura.
Este dato lo corrobora también la Crónica de Alfonso III, donde se menciona que allí se encontró una lápida que decía: “Hic requiescit rodericus rex gothurum” (Aquí yace Rodrigo rey de los godos).
Otra versión de esta misma historia cuenta que realmente falleció en Calañas, en la provincia de Huelva, y en el lugar donde fue encontrada su tumba se levantó la ermita de la Virgen de España.
Como nunca se encontró su cuerpo, el misterio de su muerte sigue vigente hasta el día de hoy.
Juan Luis Naval Molero Cronista de la Villa de Chipiona.
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