Pasada la Semana Santa las imágenes que se encontraba con su, mejor vestimenta para la salida procesional nuevamente serán cambiadas a prenda más de diario donde la variedad de los colores y atuendo queda a la libertad de los vestidores y prioste. Cuando llegue el Segundo tiempo ordinario es decir cuando está próximo el verano climatológico, las vírgenes suele cambiar de vestimenta y lo hacen preferentemente con ropas de colores claros, tanto las sayas como los mantos, así permanecerá el final del curso cofrade.
Aunque el desarrollo de este arte vivió una primera época de oro en el siglo XVII y XVIII, ya en el siglo XVI se representaba a la Virgen María como una viuda de la época. Conocido es el caso de la Virgen de la Soledad del convento de los mínimos de Madrid y su relación con la reina Isabel de Valois y su camarera Doña María de la Cueva, condesa de Ureña, que cedió sus propias ropas de viuda para vestir a la imagen. En el siglo XVII y XVIII se mantuvo esta tendencia de vestir a la Virgen como viuda según la moda de la época, aunque en la pintura se optaba por una mayor veracidad al representarla como hebrea.
Para el Tiempo Litúrgico Ordinario de los meses estivales la Santísima Virgen de los Dolores en su Soledad Coronada de la Hermandad de la Soledad, de la ribereña localidad sevillana de Alcalá del Río, aparece ataviada con saya y manto de terciopelo negro bordado en oro fino. La saya que tiene dibujos asimétricos, es de autor anónimo, regalado en los años 20 del pasado siglo por la hermana, Encarnación Osuna Noguera. El manto es atribuido a las Hermanas Antúnez, usado por la Santísima Virgen en el paso de traslados al Solemne Septenario Doloroso. En el pecho de la titular mariana de esta corporación letífica, luce una antigua mantilla de pico de encaje de punto de aguja de Bruselas, adquirido en el anticuario Bernardo de los Reyes, regalo de la hermana Manoli Correa Martín; y corazón atravesado por siete espada de plata. En sus manos de amor luce un bonito pañuelo, también de encaje de punto de aguja de Brúcelas, regalo de su camarera Dolores González Velazco; cadena con medallones de plata y cruz de plata y circonitas; cadena con medalla en plata con la Virgen de los Reyes y en su reverso, el Rey San Fernando, San Leandro y San Isidoro, elaborada con motivo del Congreso Mariano celebrado en 1940 tras la finalización de la Guerra Civil, que perteneció a el hermano Sebastián Bravo. En su mano izquierda rosario de plata con medalla en sus cuentas regalo de la hermana Manuela Reyes Bravo Ruiz.
En su cintura luce un antiguo chal de origen egipcio bordado en canutillo de principio del siglo pasado, donado por su camarera, con moña sujeta por un fino broche de plata con cuatro amatistas moradas y corazón con siete espada en el centro, que perteneció a la hermana Esperanza Cruz Guerrero, la cual, en vida, era la encargada de mantener en perfecto estado el Ajuar más intimo de la Santísima Virgen de los Dolores.
Sobre su cabeza luce la magnífica corona de alpaca con baño de plata de estilo dieciochesco, con canasto cilíndrico cerrado con imperiales en torno al cual se extiende una ráfaga con resplandor ovalado, donada por la Juventud Cofrade en el año 2015.
Todo un conjunto que hace resaltar más aún la belleza inigualable de la Virgen.
La Priostia es cada vez más un arte. Un amplio grupo de hermanos se encarga con la coordinación de los priostes; así como las funciones, asumidas por la Camarera y la Segunda Camarera, más su equipo auxiliar de vestir a la Virgen.
Prioste 1º Fernando Vega González.
Prioste 2º Evencio Fernández Romero.
Camarera de la Virgen: Dolores González Velazco.
Segunda Camarera Soledad Torres Gonzales.
Camarera del Señor Yacente de la Misericordia: Carmen Rosaura García Olmedo.
Fotos Antonio Rendón Domínguez