Como cada año, en Sevilla y sus provincias, las vírgenes dolorosas, visten de negro en señal de luto durante el mes de noviembre, por celebrarse en este mes, el día 2, la fiesta de Todos los Difuntos. Estaba así de bella la Virgen de los Dolores en su Soledad Coronada, en su camarín de su Capilla, bajo la impresionante talla del Cristo Yacente de la Misericordia. Como conmemoración a esta festividad de los difuntos, la Priostia de la corporación del viernes Santo con su prioste al frente Fernando Vega González, ha ataviado a la Virgen a la usanza del Siglo XIX, como comenta su Hermandad.
La virgen luce la saya de terciopelo negro con bordados en oro, bordada por un grupo de hermanas; manto liso de terciopelo negro con fondo de raso color marfil; en el pecho un magnífico chal de estilo egipcio del siglo pasado, donado por un grupo de hermanos, y corazón con siete espadas en metal con baño de oro, en sus manos antiguo pañuelo de encaje y rosario de azabache y plata; y en sus sienes la corona del siglo XVIII, de Palomino.
Todo un conjunto que recrea el grabado que tiene, en el libro de reglas de la hermandad de 1832 y que hace resplandecer más aún la belleza de la Señora de la Soledad.
Foto Antonio Rendón Domínguez