Todo un honor el de Julio Cuesta el de entrar en el selecto grupo de los pregoneros inéditos de la Semana Santa de Sevilla, ese género que inauguró en 1937, en plena guerra civil, Federico García Sanchiz, que repitió en 1939 y 1940, es decir, el último año de la contienda y el primero de la durísima posguerra. Dice mi compañero Manuel Barea que el estado de alarma decretado por el Gobierno contra el coronavirus es en realidad un estado de guerra contra un enemigo que no hace prisioneros, un adversario que ha puesto el planeta en un escenario de una irreal tercera guerra mundial con muertos reales y trincheras domésticas. El pregón de Julio Cuesta iba a ser el 29 de marzo. Un día después se cumplirán cuarenta años de aquel Domingo de Ramos de 1980 en el que gracias al autobús del Ceuta descubrí por primera vez la Semana Santa de Sevilla viendo por la Encarnación el paso de la Cena.
Hay históricos pregoneros inéditos de la Semana Santa de Sevilla. Este año, sin la primera en la Campana, con misas por televisión, se hablará mucho de Rafael Montesinos. El 30 de septiembre se cumplirán cien años de su nacimiento en la calle Santa Clara. Juan Sierra nació en 1920, de la quinta de Alberti y Cernuda. Tengo a mi vera el libro con su obra completa que editó El Paseo. Una antología que se inicia con María Santísima, un libro de advocaciones a la Virgen que dedicó a su amigo Alejandro Collantes de Terán y salió publicado en 1934, es decir, un año después del último precedente que existe de una Semana Santa de Sevilla sin pasos en la calle. Triste aniversario.
En este ramillete de pregoneros inéditos también debe figurar por derecho propio Pascual González, el cantor de Hispalis y de San Benito, el trotamundos que universalizó el género de las sevillanas y rindió tributo a la primera vuelta al mundo. El coronavirus ha silenciado de pronto aquella gesta de las cinco naves de las que volvió una sola, metáfora de otra pandemia que dejó casi sin marineros la expedición por los estragos del escorbuto, del que se libraron los oficiales que llevaban dosis de carne de membrillo.
El cierre de la primavera y su tríptico maravilloso (Semana Santa, temporada de toros y Feria de Abril) va a deslucir la reaparición de otro pregonero inédito que sin embargo fue el más pregonado. Tanto como Antonio Rodríguez Buzón cuando salió a hombros del teatro San Fernando. 16 ediciones se llegaron a publicar de ‘Cómo llora Sevilla’, el pregón escrito y nunca pronunciado por Ramón Cué, el jesuita mexicano que en 1947, con la guía de cinco jóvenes sevillanos, descubrió el misterio de la Semana Santa de Sevilla. En ese grupo figuraban el escritor Manuel Ferrand, único sevillano que ganó el Planeta, y Julio Martínez Velasco, aquel divertidísimo dramaturgo, crítico teatral y francotirador de la pluma. El padre Cué sí pregonó de viva voz el pregón de las Glorias en un texto que tituló ‘Cómo ríe Sevilla’. Miguel Gallardo, periodista, abogado y editor desde que inició su aventura con los dos libros de Marina Bernal, el segundo dedicado a Rocío Jurado, ha recuperado el libro del cura que llegó a Sevilla desde México el mismo año que desde Argentina vino Evita Perón. El libro se va a quedar sin presentación por el confinamiento que acompaña al estado de alarma. Ha aparecido como la 17 edición, un caso insólito en el género del pregón. Con una imagen de la Macarena en la portada y fotos de Salazar y Bajuelo en su interior. Otra noticia sobre la hermandad, que presentó el cartel de Miki Leal y cuyo hermano mayor, Fernández Cabrero, recibirá cuando la autoridad gubernativa lo permita el Homo Cofrade.
‘Cómo llora Julio Cuesta…’. Cómo ríe con subonhomía de cofrade íntegro que siempre pronuncia el pregón de la ciudad que ama con la voz interior de los místicos y los monjes cistercienses. Ese aforo de las entrañas seguro que lo llena el domingo 29, que este año tiene retoques de crack.
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