Me ayuda tener claro por qué marcho. Son demasiadas horas de poner un pie tras otro , día tras día consumiendo paisaje, asfalto… y sol. Son kilómetros de silencio y de humores varios en los que se añoran las pequeñas cosas del día a día en una casa que cada vez está más lejos: el sofá, la ropa limpia, los rostros de la gente querida, las esquinas de tu pueblo… Y sé entonces que entre mis motivos, entre las razones que dan gasolina a mis pies están por ejemplo, mi forma de entender el mundo, mis lecturas, mis andanzas políticas pasadas y una conciencia social y de clase que me nació antaño con las primeras miradas y que me contagió mi padre entre otros.
Entre los caminantes que nos acompañan en alguna etapa abunda la gente con una trayectoria política, sindical o social pasada similar a la mía, y también abundan los miembros de familias de acogidas que con el paso de los años convirtieron el cariño por esas criaturas que van y vienen cada verano desde el desierto en una militancia de denuncia de la situación del pueblo donde nacieron.
R. es especial. No lo mueve ni lo uno ni lo otro. Sus militancias políticas han sido livianas, mas cercanas a la comandita de la amistad que a una formación ideológica de algún sesgo. Ha participado en muchas luchas pero se acerca a todas con la misma intuición certera que le lleva a apoyar las causas que considera justas. R. no hace grandes discursos de aproximación a las razones del pueblo saharaui pero sabe que su lucha es justa y se entrega. Agarra la “camparta” con fuerza intuitiva y al principio gritaba por el pueblo “sarajaui” provocando mi sonrisa mas tierna. Abomina de los grandes discursos pero bebe de las palabras amigas, de las que se pronuncian en la distancia mas corta. Es enteco. Cervantes hubiera encontrado un buen modelo físico para describir al caballero de la Triste figura de puro seco que pasea sus pasos a mi lado. Pero su “locura solidaria” no le viene del tanto leer como a Don Alonso. La cordura de R. le viene de ser , ante todo, como diría Machado...” en el buen sentido de la palabra, bueno”. Me repite que aprende mucho conmigo. No sabe que yo, a su lado, siento que mis saberes son artificiales y que cada vez que abre la boca riega con sus pocas y acertadas palabras mis esperanzas mas íntimas en un mundo donde la gente será mejor.
Hoy, el sentido más estricto de la marcha nos hubiera obligado a marchar hacia la sartén de Andalucía por carretera durante mas de 50 kilómetros bajo un un sol que se anunciaba amenazador. La prudencia de la organización nos cambió el plan y nos ha concedido un descanso que nos ha venido de perlas. Hemos salido del histórico y bello casco de Carmona tras hacer una ruidosa manifestación por sus calles tropezando con la población que aún no acababa de despertar y que se sorprendía al vernos tan tempraneros y combativos. La otra comitiva con la que tropezamos era una boda y era curioso ver como se barajaban contra las antiguas piedras los fracs de la supuesta elegancia festiva con las camiseta blancas de la marcha. Faltó poco para que R. se parara a explicar nuestras razones a los padrinos o para que la novia nos invitara al convite.
Luego salimos para Écija en caravana de coches. Una recta infinita que se se hizo larga e insufrible en coche y que imaginamos demencial para hacer a pata. Sonreí todo el viaje por la licencia que me concedía la ocurrencia de las organizadoras. Al final de la etapa de ayer empezó a dolerme la pierna derecha justo en el lugar donde tuve una tendinitis hace veinticinco años en la ruta jacobea. El descanso ha sido doblemente bienvenido.
El recibimiento fue muy bueno. Por primera vez vimos que mientras nos saludaban las asociaciones locales y los portavoces políticos, la gente que nos acogía levantaba fotos delos prisioneros políticos saharauis. Cuánto horror deben estar padeciendo! Si la vida de los que están en libertad en los territorios ocupados es un peligro constante, la supervivencia de los prisioneros solo puede estar garantizada por la vigilancia mundial más completa, por hacer públicos sus nombres y sus rostros. Yo también fui preso político y aun recuerdo cuan frágil era nuestro seguridad y la importancia de la solidaridad exterior.
Mañana saldremos temprano hacia La Carlota. Volveremos a caminar. Seremos pocos, nos tememos, y hará calor. Entraremos en Córdoba. Hoy cumplimos mas de 250 kilómetros de camino. Tenemos cierta sensación de cuenta atrás. Madrid parece que va a aparecer tras la siguiente loma. No es cierto. Aún nos quedan miles de gritos de “Sahara jurra, jurra” por lanzar al aire. Seguimos.