Lola Flores, en la cresta de la ola a un año de su centenario
Primero un anuncio comercial, luego una serie de televisión y ahora un libro prueban la vigencia de la Faraona al cumplirse 99 años de su nacimiento
A. PeláezSevillaActualizado:27/12/2021 07:57h
El próximo día 21 se cumplen 99 años del nacimiento de Lola Flores en Jerez. A las puertas de su centenario, la figura de la Faraona no solo mantiene intacta su fuerza, sino que se ha impuesto en la actualidad a muchos personajes del mundo del espectáculo que siguen en activo. En las últimas semanas hemos visto a Lola Flores ‘resucitada’ gracias a la tecnología digital en un anuncio de Cruzcampo, en una serie documental sobre su vida producida por Movistar+ y dirigida por Israel del Santo y ahora en el libro ‘Lola, el brillo de sus ojos’, de la periodista sevillana Marina Bernal. Se trata de la más completa biografía escrita sobre la artista, con más de un centenar de fotografías, la mayoría de ellas inéditas, de diferentes momentos de su vida.Pocos artistas españoles se mantienen en el ideario del público con tanta fuerza un cuarto de siglo después de su fallecimiento. «Se ha convertido en leyenda tras su muerte. Su arte está vigente y su capacidad transgresora, creadora de un estilo distinto, sigue inspirando a otros artistas», afirma Bernal, biógrafa también de otros mitos de la canción como Rocío Jurado o Raphael.«Ella solía decir ‘yo no soy de este planeta’, y lo cierto es que no ha vuelto a producirse un fenómeno artístico como el suyo», agrega.
Edad secreta
María Dolores Flores Ruiz nació en el número 45 de la calle Sol de Jerez de la Frontera el 21 de enero de 1923, a las doce de la mañana. Vino al mundo en el dormitorio de sus padres, ubicado justo encima del bar ‘La fe de Pedro Flores’, que regentaba su progenitor. La edad de Lola fue durante mucho tiempo secreto nacional; de hecho en la memorias que dictó a Tico Medina data su nacimiento en 1928, aunque la documentación oficial aclara que no es así. Su propia hija Lolita recuerda que su madre llegó a convertir con un bolígrafo el 3 en un 8 en el carnet de identidad para sostener su teoría. Dio sus primeros pasos de baile en la academia de María Pantoja en Jerez, y luego perfeccionaría en la de Realito de Sevilla. En el libro ‘Lola, el brillo de sus ojos’, editado por Sevilla Press, se pueden ver fotografías de toda su trayectoria, desde la artista asomada con sus padres al balcón de la casa, hasta su primera comunión, sus giras con Manolo Caracol, su boda con Antonio González —fue a las seis de la mañana y no se vistió de blanco ni llevó traje largo—, la presentación de la película ‘Sevillanas’ con Carlos Saura, con Rocío Jurado en la Expo 92 de Sevilla , bailando con la duquesa de Alba u otros momentos especiales en su vida, como la colección de pinturas que realizó para pagar su deuda con Hacienda. Asimismo se desvelan algunos pasajes ocultos de su vida, como el hecho de que estuvo a punto de obtener un título nobiliario y ser marquesa de Torres Morenas.
«Lola era una mujer que proyectaba energía positiva, que no se rendía nunca, que se quedaba con el lado bueno de todo. Nunca se dejó dominar por el rencor, aunque hubo etapas de su vida muy duras y pasó momentos muy complicados, pero era un corazón sano, tenía una fuerza mental fuera de lo común y una intuición muy desarrollada», explica Marina Bernal. La periodista describe a Lola Flores como «muy generosa, cariñosa, cercana, leal, acogedora... Representaba el espíritu de la madre, porque en su casa había sitio para todo el mundo. Ella lo pasó muy mal, y eso la hacía ser muy empática con el dolor, tenía la capacidad de entender al ser humano en sus debilidades, sin juzgar, y sobre todo era muy protectora. La entrega que tuvo con su hijo Antonio, sus charlas interminables, son una gran demostración de amor infinito».
Además de recorrer su dilatada trayectoria personal y profesional, en el libro ‘Lola, el brillo de sus ojos’ —«¿Sabes por qué estoy yo tan guapa? Porque el brillo de los ojos no se opera», le confesó a Jesús Quintero— cuatro personas que conocieron muy de cerca a la artista desbrozan sus recuerdos. El propio Quintero, la periodista Rosa Villacastín, Juan y Medio y la cantante Charo Reina narran anécdotas y confesiones. Villacastín evoca el momento en que la Faraona le confesó que padecía cáncer. «Me lo dijo con una naturalidad que me quedé helada. Tenía mucha esperanza y nunca pensó que pudiera con ella. Se bajó los tirantes del vestido y me enseñó el pecho...» Quintero recuerda que «con ella nunca había un tema tabú. Hablábamos de todo, de sus hijos, del amor, del dinero, de la justicia y de la droga. ‘Los que venden droga —decía— no la consumen, solo la venden. Su hijo Antonio comenzaba a tener problemas».