911 días después de su designación como pregonero, fue el 5 de octubre de 2019, Julio Cuesta Domínguez por fin ha podido pronunciar este domingo 3 de abril su Pregón de la Semana Santa de Sevilla. Han mediado dos años de pandemia que nos dejaron sin pregón y sin pasos en las calles, pero el primer paso hacia la normalidad ya se ha dado en el Teatro de la Maestranza.
Comenzaba el acto con los sones de la marcha 'Corpus Christi' del maestro músico militar ferrolano Braulio Uralde Bringas con la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla para la posterior presentación del pregonero a cargo del delegado municipal de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, quien tuvo palabras de agradecimiento hacia el arzobispo saliente, Juan José Asenjo, y de recuerdo para Pascual González, siendo ovacionado en ambos casos.
Así y tras los acordes de 'Amarguras' del sevillano Font de Anta por la banda sinfónica municipal, a las 12:38 horas, comenzaba el pregón de Julio Cuesta pidiendo hacer borrón y cuenta nueva tras la pandemia: "llega el tiempo del hombre nuevo, que cierre la puerta al relativismo y la abra a la verdad y al bien". «Jamás. Nunca. Ni las grandes guerras, ni la guerra fría, ni la amenaza nuclear que pudo haber sido el punto final. Nada ni nadie había logrado paralizar el mundo. Lo ha conseguido el elemento vivo más pequeño y simple de la naturaleza» Fueron sus primeras palabras en un pregón lleno de una profunda religiosidad y lleno de vivencias propias.
También puso al público en pie para pedir por «los que se han ido a los espacios infinitos de Dios, sin el calor de una mano que siquiera les recuerde el pulso de su humanidad».
A partir de ahí, elogios a la comunidad sanitaria y científica y un profundo minuto de silencio por quienes ya no están con nosotros, refrendado con un Padrenuestro y un Gloria rezados por todos los presentes.
Dejada a un lado la pandemia, hubo tiempo para reivindicar el patrimonio cofrade como patrimonio de la identidad y, a continuación, desarrollar la columna vertebral de su discurso en base a vivencias personales: su ángel no nato que el acompaña a la Capilla de la Pura y Limpia del Postigo, su pena de no haber sido costalero de la Esperanza, la Semana Santa del brazo de su mujer, la del nieto que aún espera en el vientre de su madre o, cuando en brazos de la suya, de pequeño, veía la Esperanza de Triana. Todo ello con mensaje, para concluir que "el cristianismo es libertad y de ahí tanta persecución".
En sus palabras han seguido asomando múltiple advocaciones El Cachorro, al que tiene en la cabecera de su cama, Montserrat, la humildad de Santa Ángela de la Cruz y la Beata María de la Purísima. Y al cierre, el torerísimo piropo a su Virgen de la Caridad del Baratillo, el recuerdo a su padre cuando valiente como nadie acompañó a la Estrella el año de los disparos a la Virgen, el ejemplo de la Hiniesta como tolerancia, el sueño ante la Virgen del Rocío de encontrarse en tierras marismeñas ante la Blanca Paloma, los torrentes de la Esperanza por la Resolana para concluir que "la sangre de la Esperanza es de color Macarena" y, cómo no, la plegaria al Gran Poder en el recuerdo de sus estación en Tres Barrios.
Para terminar, un grito a Sevilla, que abramos nuestra puertas ante la nueva Semana Santa.
Al acto asistió el alcalde Antonio Muñoz Martínez, la consejera Patricia del Pozo Fernández, el arzobispo José Ángel Saiz Meneses y el arzobispo emérito Juan José Asenjo Pelegrina, entre otras personalidades. El delegado Juan Carlos Cabrera Valera Delegado del Área de Gobernación, Fiestas Mayores y Área Metropolitana fue el encargado de presentar este acto.
Foto Antonio Rendón Domínguez