En el Salón de Acto de la Cátedra General Castaños de la Capitanía General de Sevilla, se celebró el acto de presentación de las XV JORNADAS Nacionales de Historia Militar “La Guerra del Rif, cien años después”.
En estos días se cumple el centenario de la Guerra del Rif que desató el Reino de España contra las poblaciones de esta región del norte de Marruecos para implantar su “Protectorado”.
La región del Rif era conocida como Bled es-Siba o País del Desgobierno, pues sus kabilas (tribus gobernadas por un Caid como una unidad independiente política y social), nunca habían reconocido la autoridad del sultán. Fue siempre un pueblo libre y orgulloso, “levantisco” según los colonialistas o el sultanato marroquí.
Los precedentes son lejanos, solo recordar que las kabilas se rebelaron contra la ampliación del territorio de Melilla, siendo derrotadas en 1893 con la participación de las tropas del sultán Hassan I que acudieron en auxilio de los españoles.
España pierde las colonias y se produce una de las mayores crisis de identidad colectiva de su historia, la del 98. El orgullo colonial perdido, un ejército con espíritu de revancha y algunos intereses económicos llevan a España a intentar jugar un papel más destacado en el concierto de las potencias imperiales en África. En la Conferencia de Algeciras (1906) y el Tratado de Fez de 1912 (con el sultán), Marruecos resultó dividido en dos: una parte para España, básicamente el Rif, y otra para Francia. Se trata en realidad de una especie de “su protectorado”, una cesión de Francia (también por presiones inglesas) de la administración colonial a España de una franja del norte del país. Se trata de la región montañosa del Rif, un 5% del territorio marroquí, dominado por Francia.
Si nunca habían reconocido la autoridad del sultán, aún menos se reconoció por el pueblo rifeño el dominio colonialista de España. En 1909, se desarrolló la que se llamó la Guerra de Melilla por el levantamiento de los rifeños contra la explotación de yacimientos de plomo e hierro y la construcción de un ferrocarril para explotarlos.
Intensificación de la rebelión
Para defender su aventura colonial, el Gobierno de Antonio Maura decretó la movilización de reservistas, muchos de ellos obreros padres de familia, lo cual originó numerosos incidentes en Madrid, Barcelona y otras ciudades durante el embarque de tropas. Los ricos por su parte podían eludir la leva pagando una cantidad para que lo sustituye otra persona. Se convocó una huelga general al grito ¡Abajo la Guerra! ¡Que vayan los ricos! Todo desembocó en la terrible represión durante la Semana Trágica de Barcelona a finales de julio de 1909 que provocó al menos 78 muertos y centenares de personas heridas.
Aquellas tropas de leva iban deficientemente equipadas, con armamento obsoleto (incluso procedentes de la guerra de Cuba), muchos en alpargatas, mal alimentados y con pésimas condiciones sanitarias..., a todo lo cual venía a sumarse la ausencia total de espíritu combativo y de moral... Estas tropas sin ninguna experiencia en el combate en tierras africanas fueron las que el alto mando envió a batirse contra los rifeños. No es extraño que se produjeran desastres como el del Barranco del Lobo en el que murieron casi 150 de aquellos soldados.
El profundo impacto que tuvieron las guerras españolas en el norte de África entre el pueblo español tuvo su reflejo en las canciones populares: Ni se lava ni se peina, ni se pone la mantilla hasta que venga su novio de la guerra de Melilla… Pobrecitas madres cuánto llorarán al ver que sus hijos van a la guerra.
Contra el establecimiento de facto del Protectorado en 1913 no dejaron de producirse revueltas de kabilas rifeñas. Pero a partir de 1920 se intensifica la rebelión. Abd El-Krim, de la kabila Beni Urriagel (en la actual provincia de Alhucemas) estaba logrando unificar a las diferentes tribus.
Son conocidos los hechos. Se cumple en estos días el centenario del que llamamos el “Desastre de Annual”. Las tropas españolas dirigidas por una élite militar corrupta e inepta, mal preparadas, sin líneas de abastecimiento y mal armadas, sufrieron una derrota descomunal en la que fueron masacrados 10.000 soldados, con episodios de tremenda violencia y crueldad en el propio Annual y Monte Arruit.
Este desastre origina una gran conmoción política en España y el General Primo de Rivera da un golpe de estado con el apoyo del monarca Alfonso XIII. Uno de sus principales objetivos es preparar la restauración del poder colonial en el Rif.
Se unió en esta conferencia la presentación de las jornadas y el cuadro de Ferrer Dalmau, “Igueriben”, cedido para ese día de manera desinteresada por su propietario D. Gustavo Cabanillas. En el acto estuvo el teniente General D.José Rodríguez García, entre otros. La Unidad de Música del Cuartel General de la Fuerza Terrestre, bajo la dirección del Cte. Manuel Bernal Nieto interpretó piezas relacionadas con el tema central de las jornadas.
Foto Antonio Rendón Domínguez