El Ayuntamiento instala cámaras con inteligencia artificial para proteger los colegios públicos de Sevilla. En esta primera fase se han instalado cámaras en 13 colegios, aunque ya se está trabajando para ampliar la instalación. Concretamente los colegios que ya tienen cámaras son: Andalucía, Ángel Ganivet, Arrayanes, Azahares, Emilio Prados, Isbilya, Lope de Rueda, Menéndez Pidal, Miguel Hernández, Príncipe de Asturias, Vélez de Guevara, Pablo VI y Manuel Altolaguirre.
En total se han instalado 95 cámaras que se han repartido entre 13 colegios, de 6 a 9 en función de las necesidades de cada centro. El importe total de adjudicación del contrato, que se ha ejecutado en 6 meses, ha sido de 322.156,01 €.
El lunes 8 de julio se ponen en funcionamiento las cámaras de los primeros 13 colegios seleccionados y ya se ha comenzado a redactar el proyecto para instalar cámaras en 11 centros más de cara al próximo curso. La intención es dotar de este sistema de seguridad a todos los colegios que lo necesiten.
Las cámaras son una mejora al sistema anti intrusión instalado en los centros educativos y funcionan conectadas a la central de alarma del centro. La instalación es conforme a la legislación vigente, en especial a la Ley de Protección de Datos.
El sistema anti intrusión funciona cuando se conecta la central de alarma del centro. Una vez abandonado el centro por el personal docente o el personal de limpieza del centro, la central queda armada. A partir de este momento, las intrusiones habidas en el interior del edificio o en las zonas vigiladas por las cámaras, son comunicadas al servidor del Centro Receptor de Alarmas que envía señales a la empresa de vigilancia de seguridad advirtiendo de la intrusión. Para el caso de las cámaras además del aviso se acompaña video de unos segundos con la intrusión, por lo que el servicio de vigilancia queda advertido de lo que puede estar ocurriendo. El sistema de cámaras instalado incorpora un analizador de con un software que contiene millones de formas e imágenes “no humanas” de tal manera que el sistema ya reconoce de que no se trata de una intrusión humana. Por ejemplo, una persona gateando no es un gato, y saltaría la alarma de intrusión. Esto supone que se reducirá al mínimo el número de falsas alarmas además está demostrado que la mera instalación de las cámaras de vigilancia sirve para reducir como método disuasorio.
Las cámaras graban las 24 horas y las grabaciones quedan en una grabadora instalada en el centro. El acceso a la grabadora está restringido a la empresa de vigilancia y mantenimiento del sistema de seguridad, para las prestaciones imprescindibles de sus servicios. La Policía y los juzgados pueden solicitar copias de las grabaciones, y el propietario viene obligado a entregarlas.