Con siete largometrajes en su haber, Wes Anderson se ha ganado a pulso estar en el pódium de los reyes del cine independiente; también ha conquistado la fama de ser uno de los cineastas más atípicos y singulares que pueden encontrarse en el cine actual directores tan extraños y disparatados como él sólo se pueden contar con los dedos de una mano-.
Anderson es de los tipos que llaman la atención dentro de la industria, y con un presupuesto irrisorio de 16 millones de dólares, consigue meter en el reparto a estrellas que suelen estar en megaproducciones que sobrepasan los 50 millones; es curioso ver, en una película tan modesta, a actores y actrices de la talla de Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand, Tilda Swinton, y hasta el gran Harvey Keitel (algunos repiten con el director, como Bill Murray, quien es la sexta ocasión que se pone a su lado).
Si Mahoma no puede ir a la montaña, haz que la montaña venga hacia él. Si el director Roman Polanski no puede ir a Estados Unidos, por su acusación de violación a una menor, hace que los actores de Hollywood vengan a él para rodar en Europa. Y de esta forma consigue financiación de cuatro países diferentes (entre ellos España) y consigue que crucen el charco Jodie Foster y John C. Reilly.