FERNANDO PEINADO
Hay renglones que te los da hechos la vida. Hay palabras que te crees que las estás escribiendo tú, pero no haces más que copiarlas. Te parecen el parto de un texto nuevo, y se trata en realidad de un dictado. La otra noche me volví con esa sensación desde la iglesia de San Juan de la Palma, donde está la Virgen de la Amargura. Sonó su famosa marcha en la misa por la memoria de Fernando Peinado y resulta que estaba ya en la misma partitura la historia ejemplar de un hombre bueno; qué digo bueno: buenísimo.
