El FC Barcelona superó en la tanda de penaltis al Sevilla (3- 1), después de que el tiempo reglamentario concluyese con empate (1- 1), y jugará la final del prestigioso Trofeo Ramón de Carranza frente al Cádiz, tras un encuentro vistoso durante muchos de sus lances.
El cuadro catalán demostró su gran armazón ofensivo, a falta todavía de la lógica chispa de sus jugadores, aunque también alguna laguna defensiva que el conjunto hispalense no aprovechó. Los de Juande Ramos no parecen haber notado en exceso el cambio de técnico y cuando se quitaron los complejos mostraron una imagen notable. En su primer partido en territorio nacional, el campeón liguero entró pronto en calor. Con su habitual disposición táctica y un alegre Ronaldinho, el Barça temporizó el encuentro, a sabiendas de su capacidad para acelerarlo en los metros decisivos.
El Sevilla, un tanto acomplejado por las propias palabras de su técnico, Juande Ramos, que había advertido en la víspera que el Barça era demasiada piedra de toque para estas alturas y que les podía sacar los colores, se atrincheró atrás expectante.
No obstante, no tardó en salir de su escondite el cuadro hispalense cuando comprobó que el Barça no es tan fiero, al menos todavía, con sus jugadores más brillantes, Iniesta o Ronaldinho en pleno proceso de crecimiento físico.
El Sevilla verde e inofensivo de los primeros instantes tornó en un equipo agil, con facilidad para salir a la contra, especialmente por el flanco izquierdo, y listo para dar trabajo a su nuevo ariete Luis Fabiano. El brasileño, muy voluntarioso, estuvo por contra bastante errático en el arte del remate y hasta en tres ocasiones desperdició claras oportunidades para haber adelantado a su equipo.
Este privilegio, sin embargo, recayó en el Barcelona por mediación del brasileño Edmilson, titular en la zaga junto a Puyol después del calvario de la pasada temporada. El carioca peinó una falta lanzada por Sylvinho a seis minutos del descanso y abrió el marcador.
EMPATE DE ALVES.
Poco tiempo tardó el Sevilla en encontrar el gol que mereció. En la restitución del encuentro, Alves, que había robado un balón a Ronaldinho, logró la igualada a puerta vacia después de que Valdés rechazara un remate de Luis Fabiano.
El partido entró entonces en el vaivén típico de la pretemporada, con mayor número de imprecisiones y transiciones constantes entre defensa y ataque, aunque el Barça por instantes atrincheró al club hispalense gracias a la entrada de Xavi y Deco, con los que el equipo de Rijkaard controló mejor el partido, que concluyó en tablas y tuvo que decidirse desde el punto de penalti.