Durante la presente temporada Marcelino García ha optado por variar el habitual 4-4-2 que heredó en el Sevilla por un 4-3-3. De un ataque de dos delanteros se ha pasado a otro con un solo nueve escoltado por dos extremos. Este trío se compone por Navas, Perotti y Negredo cuando las lesiones les respetan.
Todo ello conlleva a un segundo plano a Frédéric Kanuoté. El héroe del Sánchez Pizjuán entraba en todas las quinielas para abandonar el barco el pasado verano, después de seis años de servicios prestados ininterrumpidamente. Finalmente se decantó por continuar una campaña más, consciente que el número de minutos se reduciría considerablemente con Marcelino. De las 16 jornadas transcurridas hasta la fecha ha participado sólo en 11 encuentros, saliendo la mayoría de las veces desde el banquillo.
Su contribución se ha vuelto más discreta. Así lo dice la estadística. En su casillero liguero figuran tres insulsas dianas muy lejos de las 21 que logró en la temporada 2006/2007. Es evidente que ya dio lo mejor de sí, pero eso no quiere decir que no tenga cuerda para rato. Inhabitual en Liga se ha hecho grande en la Copa del Rey. El Sevilla puede decir que está en octavos gracias al malí. Todos los goles sevillistas en la eliminatoria ante el San Roque llevan su rúbrica, tanto en el 0-1 de la ida como el 2-1 de la vuelta.
No será Kanouté el que salga públicamente a recriminar a su entrenador mayor protagonismo. Lo de las polémicas no va con él. Ya sea en un papel principal como en uno secundario rema al unísono y en la misma dirección con sus compañeros, siempre para sumar nunca para restar. Es con su carácter sencillo y cercano con el que se ganó hace tiempo la simpatía de su hinchada. Cerca de su 35 aniversario no es el mismo que aterrorizaba a las defensas rivales cuando formaba pareja con Luis Fabiano. Su cuerpo entrado en años exige de mayor dosificación que el resto del vestuario, cada vez más joven para él.
Hay que adaptarse a las circunstancias. A los amantes del espigado delantero con la clase y la elegancia de pocos con tantos centímetros soportados por unas botas de tacos nos toca ahora disfrutar en pequeñas dosis de sus últimas tardes de fútbol. La carrera de Kanouté se acerca a su fin, dejando en el camino una huella de 1,93, tan grande como su altura.