El Gran Teatro acoge este fin de semana Wit, la obra que ha supuesto la vuelta a los escenarios de Rosa María Sardá tras siete años de ausencia. El espectáculo está dirigido por Lluis Pasqual, que retoma la colaboración con su actriz fetiche para dar vida a un difícil personaje, el de una mujer enfrentada a una enfermedad terminal que mira a la muerte con lucidez e ironía. Dos grandes figuras de la escena española con las que Fernando Trueba ha querido contar para este montaje, la primera incursión en el teatro de la productora del cineasta.
La obra se basa en el texto con el que la autora americana Margaret Edson ganó el Premio Pulitzer en 1998, un relato emocionante y, sorprendentemente divertido, dado el tema que trata, que ha sido objeto de varias versiones teatrales en todo el mundo, además de una ópera para la Scala de Milán y una película para televisión de gran éxito dirigida por Mike Nichols en el 2001 y protagonizada por Emma Thompson.
Rosa María Sardá encarna a Vivian Bering, una distinguida profesora universitaria de literatura inglesa que debe irremediablemente replantearse toda su existencia cuando, acostumbrada a aplicar los argumentos más racionales a su vida cotidiana, le diagnostican un cáncer de ovarios terminal, descubierto demasiado tarde.
La profesora está especializada en un gran poeta inglés del siglo XVII, John Donne, un autor atormentado con la idea de la muerte. Sus sonetos se convierten en objeto de estudio para la protagonista, que encuentra en ellos la fuerza y la vitalidad necesarias para dedicarles toda una vida de estudio. Pero toda su estructura vital se desmorona cuando le diagnostican la mortal enfermedad. Toda una vida construida alrededor de los libros, alejada del ser humano y protegiendo sus sentimientos con tratados y legajos sucumbe ante la proximidad de la muerte. Y aquí es donde surge la emoción, porque Vivian Bering es, en palabras de Lluis Pasqual, un personaje frágil y fuerte, lúcido y desbordado, como todos nosotros, pero con una inteligencia que no ignora la causticidad y el humor como armas para seguir viviendo mientras uno esté de acuerdo con seguir haciéndolo. Wit significa precisamente ingenio, el que derrocha la profesora para hacer frente al sufrimiento a base de ironía y humor.
Para dar vida a esta mujer, atormentada pero lúcida, el director del montaje confiesa que sólo pensó en Rosa María Sardá, una actriz de raza explica- capaz, como únicamente pueden hacerlo los instrumentos de cuerda, de sonar octavas distintas al mismo tiempo, de dar esa difícil combinación de risa y llanto, pasión y lucidez, ironía y ternura, intuición e inteligencia, es decir, de vida.
Wit estará en el Gran Teatro de Córdoba mañana viernes 24 y el sábado 25 de marzo, ambos días a las nueve de la noche.