"¿Qué es el aire?", se preguntaba la artista. En su búsqueda de respuesta, además de la definición básica - el aire es de lo que se compone la atmósfera, y en movimiento se convierte en viento- encontró que "en sentido figurado, el aire se refiere a la semejanza, el garbo, el brío, la gentileza en las personas o en las acciones y, también, es el grado de presteza con que se ejecuta una obra musical".
Con esas coordenadas, la bailaora, que es nacida en Cádiz pero vive y ejerce en Sevilla, se cuestionó cómo es el aire de Cádiz y qué sucede en ese aire y en los gaditanos. "Como gaditana que soy - explica- me preguntaba desde hace tiempo cómo influía en las bailaoras gaditanas este fenómeno. Porque yo, de verdad, siento mucho Cádiz, y desde que no vivo aquí, lo llevo más adentro, si cabe".
En esa búsqueda continua, Rosario encuentró una explicación - y a la vez el apoyo a sus sensaciones- en un escrito sobre el baile andaluz del escritor y flamencólogo José Manuel Caballero Bonald que halló en su fundación jerezana. Decía así: "Es posible que sólo exista una razón biológica para inducirnos a abundar en tal suposición: esa misteriosa sustancia rítmica que acaso se enclaustre en el aire de Cádiz y que inflama con su mágico dominio el cuerpo de los bailarines y bailaores formados en su seno. Es decir, el mismo esotérico fenómeno que hizo posible el nacimiento de las bailarinas gaditanas en tiempos de los Césares, siguió produciéndose sin pausa alguna a través de la historia coreográfica de esta región". La bailaora ya empezaba a tener una cierta respuesta a sus inquietudes, pero siguió haciéndose nuevas preguntas: "¿Y quién creó algo nuevo para el arte flamenco?, ¿quiénes lo mantuvieron como un legado para que no se perdieran estas magníficas aportaciones gaditanas?" Fue entonces cuando Rosario descubrió con profundidad la labor artística de don Enrique Jiménez, El Mellizo, quien la abocó a la concepción de una obra tan propia como personal, El Aire de Cádiz, que el próximo jueves presentará en la Sala Joaquín Turina de la capital hispalense.
"La influencia de El Mellizo me ha llevado a crear un espectáculo y me lo ha puesto fácil, en el sentido de que fueron muchas sus aportaciones personales - en seguiriyas, tientos, soleá y su malagueña tan flamenca- y en ellas demostró su musicalidad, su genialidad y sus sentimientos más profundos".
"Esos cantes, interpretados de una manera especial en mi tierra, el recuerdo de antiguos y grandes creadores de Cádiz, junto con la poesía de Caballero Bonald, ¿sería capaz de unir todo en mi baile y en este espectáculo? Al final no lo dudé y me embarqué en esta aventura porque sé que tengo que beber de esos aires para continuar mi camino por el mundo del baile", añade. El aire de Cádiz es un espectáculo de baile con una puesta en escena que su creadora califica de sorprendente y donde hilvana con su fuerza interpretativa toda la poesía que se palpa, que se huele y que se lleva dentro en Cádiz. Es también una labor de recuperación histórica de letras y de maneras peculiares de cantar por Cádiz que en algunos casos no existen en grabaciones. Por último, la obra es la reivindicación de una bailaora gaditana para que se reconozca que los cantes de Cádiz no son sólo los que tienen su cuna en esta ciudad, sino también aquellas recreaciones que hicieron los grandes de aquí a partir de lo que "los aires" traían hasta su bahía.
En el espectáculo se irán sucediendo la granaína y la malagueña, la soleá, los fandangos, el martinete, la seguiriya, los tangos y las alegrías. Rosario estará acompañada del cante de Enrique El Extremeño y Antonio Campos, las guitarras de Daniel Méndez y Miguel Iglesias - que también firman la música- y la percusión de Raúl Domínguez.
Desde que debutó en la sala Central Lechera de la mano de la maestra Charo Cruz la carrera de Rosario Toledo se ha construido paso a paso y con gran solidez. La hemos visto ganar en el Certamen de Córdoba, inaugurar el Festival de Jerez en la Compañía de Joaquín Grilo y participar en obras del coreógrafo Javier Latorre, como aquel lúdico Rinconete y Cortadillo. Con Los Ulen dio cuerpo a una Alicia (la de Carrol) hecha de flamenco y fantasía, y su concurso es requerido en cualquier proyecto en el que se demande un baile sutil que escucha el cante y la guitarra para fundirse con ella. Son los valores de una artista a la que ahora le ha llegado el momento de crear una obra propia donde plasmar sus inquietudes expresivas. Fermín Lobatón. Diario de Cádiz