El doctor Francisco Gallardo publicara en enero su primera novela «El rock de la calle Feria».Con este motivo lo entrevista Felix Machuca en ABC de Sevilla
Así que Averroes y Maimónides ya recomendaban ciertos ejercicios físicos para mejorar la salud - Así es. Tanto uno como otro indicaban que el ejercicio físico era un buen instrumento para conservar la salud.
¿Esas recomendaciones estaban basadas en la intuición o en el conocimiento científico?
La medicina entonces no era científica como la actual. Pero sus intuiciones eran geniales. Averroes describe la pájara y da instrucciones para combatirla. Detener el esfuerzo y comer inmediatamente. Ahí está descrita la bajada de azúcar.
Pero no hablamos ni de Pilates ni del método aeróbico de Beyoncé, impagable para los glúteos...
Si se me permite el chiste fácil el único método que conocían era el Pilatos y no creo que a Maimónides le gustara mucho el método.
¿Qué tipo de enfermedades solían prevenir con el ejercicio terapéutico?
No las describen. Se ocupan del estado general del organismo. Averroes llega a comparar la falta de ejercicio a estar en prisión.
¿Fue la andalusí una sociedad dispuesta a curarse en salud o el médico era siempre el último recurso?
No, era una medicina bastante preventiva. Lógicamente a nivel individual y encaminada a reservar la salud de la aristocracia.
¿Ramadán y salud van unidos?
Los estudios apuntan a que el ayuno controlado es bueno para la salud. En el origen del Ramadán existen consideraciones higiénicas y de salud.
¿Cree que el Ramadán influye en el rendimiento deportivo de alta exigencia?
Según los estudios fisiológicos tradicionales algo debería influir. Sobre todo en la reserva de glucógenos.
Si usted fuera entrenador de un equipo con tres o cuatro musulmanes practicante en el plantel ¿les suavizaría la intensidad en los entrenamientos?
No. Ajustaría dieta y horario de entrenamientos. Una buena muestra de que no interfiere en la exigencia competitiva es la propia liga europea donde hay jugadores musulmanes de primer nivel.
Volvamos a nuestros sabios. ¿Ellos practicaban los ejercicios que recomendaban?
Averroes era un gran caminante. Y montaría a caballo. De Maimónides no hay muchos datos. Si sabemos que su jornada de trabajo era intensa. Cuando acababa en Palacio pasaba consulta en su casa. A veces hasta las dos de la mañana.
¿Por qué eligió este tema para la charla de clausura del congreso de medicina del deporte de la Federación española?
Llevo 25 años investigando la medicina en Al Andalus. Es apasionante.
¿Qué le resulta más enojoso: reducir una luxación de tobillo de grado uno o enjaretar una ponencia?
Enojoso ninguna de las dos cosas. Difícil, escribir una ponencia.
Tengo entendido que una novela suya sobre la Sevilla de los setenta está a punto de salir.
A finales de enero estará en los escaparates. Se llama «El rock de la calle Feria» y sí, está ambientada en la Sevilla de finales de los setenta.
¿Qué nos ha querido contar con esa novela?
Es una novela escrita desde la memoria generacional y todo lo que pasa en la novela es ficción pero podía haber ocurrido.
¿Es el primer narrador local que se atreve con una novela de estas características?
Sobre esa época no se que haya alguna novela de Sevilla. Al menos no tengo noticias.
¿En su novela aparecen jipis que luego se hicieron directores generales?
Haberlos haylos.
¿Y troskos que acabaron como yupis?
Haberlos haylos.
¿Y niñas bien que acabaron en el PCE?
Haberlas haylas, pero en todo caso mi novela finaliza el 31 de diciembre de 1978.
¿Qué tiene de especial la fecha?
Pues que es una novela que se queda abierta para la imaginación de lector.
¿Si tuviera que ponerle un título a los setenta en Sevilla cuál sería?
Otras ciudades le buscaron a aquellos años un nombre y una percha. Aquí en Sevilla ni hubo movida ni hubo rollo. Fue otra cosa. A mí gusta «El rock de la calle Feria».