El Sevilla no dio opciones al Levante. Gran arranque nervionense, con dos tantos de Luis Fabiano, el segundo de penalti, en el primer tramo del choque. Excelente debut de Tom de Mul. Daniel, con mucha presencia. Chevantón debutó en Liga
El Sevilla se jugaba en Valencia algo más que tres puntos. Un tropiezo en tierras levantinas suponía la quinta derrota consecutiva en Liga. Un balance demasiado desastroso, sobre todo si tenemos en cuenta que el Levante en lo que va de Liga sólo había sumado un empate. La necesidad de vencer por tanto era imperiosa. Choque de urgencias, choque para recuperar la moral, para seguir creyendo en un equipo que salvo en el choque ante el Deportivo venía jugando bien sin suerte. Y la fortuna tenía que acabar dando la cara. La pelotita debía de entrar de una vez por todas. Esta noche el juego fue el de siempre y los goles no se hicieron de rogar. Así, el equipo recordó al de la anterior campaña y el pasado mes de agosto. De nuevo, la máquina arrolló, de nuevo se paseó y ninguneó al que se le puso enfrente.
Sí, esta noche el Sevilla no dio opciones. Tiene un equipazo y lo extraño es que se hayan escapado tantos puntos hasta la fecha. Con un once revolucionario, con rotaciones, con Adriano en el lateral siniestro, Duda en el interior y De Mul en la derecha como máximas novedades, el equipo de Juande Ramos sentenció el encuentro en un comienzo de partido demoledor, capitaneado por un jugador, Luis Fabiano, que atraviesa un momento de forma brillante.
Conclusiones muy positivas las que se pueden sacar de este encuentro, no sólo por los dos tantos del brasileño. Hablamos por ejemplo de Daniel, que recordó y mucho al de los mejores tiempos, con presencia en todo el campo, con su habitual precisión dando servicios. El brasileño fue el que le brindó el primer tanto a Luis Fabiano, quien con uno de sus habituales giros le rompió la cintura a su par y se la cruzó a Storari. Más nombres propios. A De Mul se le veía suelto, como a Renato repartiendo juego a su antojo, con Keita siempre guardándole las espaldas, con Duda poniéndola desde la izquierda y provocando un penalti por mano de un zaguero local... El Sevilla funcionaba en definitiva. Luis Fabiano hacía el segundo engañando al portero desde los once metros. Koné seguía derrochando fuerza y supremacía en el ataque y no lograba el tercero por pura misericordia con un Levante totalmente desbordado.
La primera parte fue un auténtico monólogo. El Levante siquiera había llegado a portería. En la segunda los argumentos del Sevilla seguían imponiéndose con extrema contundencia. De Mul, que conforme pasaban los minutos se encontraba más a gusto, le daba una asistencia de lujo a Duda, que no acertaba a rematar entre los tres palos. Los andaluces seguían percutiendo en base a sus múltiples vías. Koné a base de fuerza se colaba por la izquierda y servía atrás para Luis Fabiano que mandaba a las nubes. Fue su gran oportunidad para lograr su primer hat trick de la temporada, porque poco tardó Juande en relevarle y darle descanso para el martes. Chevantón era el que sustituía al brasileño, debutando de ese modo en esta campaña, después de haber estado sin ficha hasta esta misma semana, cuando Koné por fin adquirió ficha de comunitario.
Juande no tardaba mucho más en hacer el segundo cambio. Sacaba a escena a Poulsen por Koné. El objetivo era sin duda reforzar la medular y no dar opciones de creación a los valencianos, que dicho sea de paso apenas inquietaban. De hecho, aunque ya sólo jugaba con un delantero, el Sevilla continuaba coqueteando con el tercero, esta vez merced a un disparo de Adriano en el flanco izquierdo del área, tras ser asistido al hueco magistralmente por Duda. A partir de ese momento el Levante comenzó a apretar tímidamente. Pero esta noche la pareja de centrales compuesta por Boulahrouz y Dragutinovic no estaban para bromas. Además, a menos de diez para el final Juande sustituía a Renato, que había fallado sólo ante el portero instantes antes, por Fazio, con el fin de dar aún más envergadura a la línea de atrás y disuadir el ataque local, que con el final a la vuelta de la esquina se focalizaba siempre en balones a la olla.
El peligro, no obstante, siempre fue más que relativo. El Sevilla controló con excepcional suficiencia la situación de principio a fin e incluso en los albores del descuento Tom de Mul nos regaló una bicicleta que deja a las claras ante qué tipo de jugadorazo nos encontramos. Nunca una victoria se necesitaba tanto. Matarile a una racha negrísima, que no se recordaba desde tiempos infaustos. Ahora toca comenzar a escalar y qué mejor manera que encadenar una segunda victoria consecutiva con el Steaua el próximo martes.