Los abuelos paternos de Antonio, Alberto y Francisco Nieto Delgado han sido condenados por el juez a pagar 750 euros mensuales como pensión alimenticia. El padre de los pequeños, declarado insolvente, sólo había abonado un mes de la manutención desde que se divorciara de la madre, Francisca Delgado, hace al menos tres años. Tal era la situación de precariedad que la progenitora recibió alimentos de la beneficencia, pese a la boyante situación económica que, según la sentencia, disfrutan los abuelos.
La resolución del Juzgado de Primera Instancia número 25 de Sevilla, al que ha tenido acceso este periódico, establece que Antonio Nieto y Dolores Bueno se deben hacer cargo del sustento de sus tres nietos, entendiéndose por ello además la habitación, el vestido y la asistencia médica. Para ello tendrán que pagar 250 euros a los dos menores, de 8 y 14 años, y 250 al mayor, que cumplió 18 años durante el proceso, momento en el cual demandó por su cuenta a sus abuelos.
La abuela materna, que fue requerida por la parte demandate, también ha sido condenada a pagar 50 euros mensuales, ya que, según las fuentes, cuenta únicamente con una paga de viudedad de 500 euros. Esta mujer accedió a pagar la cantidad propuesta. Los abuelos paternos, en cambio, se negaron a prestar ayuda a sus nietos, a pesar de que según figura en la resolución judicial, cuentan una situación económica desahogada que contrasta con la precariedad de la de sus nietos.
Según el abogado defensor, David Rodríguez Suárez, y el procurador, Julio Paneque Caballero, se trata de una sentencia «cuanto menos novedosa, ya que no es frecuente que el juez tenga que obligar a los abuelos, como descendientes de grado más próximo, a mantener a los nietos, máxime cuando la diferencia económica entre ellos y sus nietos es tan grande y la ayuda se convierte en una cuestión moral». El juez ha considerado que el pago de la pensión no puede ser sustituida por la oferta de darles de comer en su casa, porque la presencia en la misma del padre podría suponer «una tensión absolutamente contraproducente para la estabilidad emocional» de los dos menores y el mayor.
Según David Rodríguez, tras su divorcio, tanto Francisca Delgado como su marido, Antonio Nieto, se embolsaron 72.000 euros cada uno por la venta de la vivienda conyugal, pese a lo cual «el padre de los niños sólo pagó 540 euros del primer mes». Por este motivo, según el abogado, existe un juicio penal pendiente contra el progenitor. Durante la ejecución de la sentencia, no se le hallaron bienes inmuebles ni cuentas bancarias, por ello la responsabilidad recayó en los familiares más próximos, los abuelos.
Tras su divorcio, Francisca Delgado comenzó a trabajar en una empresa de catering cobrando 700 euros mensuales, una cantidad insuficiente para mantener a sus hijos, motivo por el cual acudió a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Sevilla. La mujer, que según las fuentes había sido víctima de malos tratos a manos de su ex marido, entró en un programa municipal de inserción laboral y recibió vales del Consistorio para que organizaciones benéficas como Cáritas o la Hermandad del Cristo del Gran Poder le proporcionara alimentos. Recientemente, Francisca Delgado ha sido homenajeada por el Ayuntamiento, que la ha reconocido junto a otras mujeres por su lucha y entrega en su papel como progenitora pese a todas las dificultades que ha padecido.