En la tierra de los antiguos zares, el Sevilla Fútbol Club realizó toda una exhibición de juego y orden táctico tanto en las semifinales del torneo como en la gran final. El equipo sevillista consiguió su pase a la finalísima del torneo gracias a su victoria ante todo un campeón de Europa, el Milan, por un tanto a cero, si bien es cierto que el gol fue materializado por el centrocampista italiano, Gennaro Gattuso, en propia meta.
Ya en la gran final del domingo, y con un ambiente lluvioso y desapacible, el Sevilla supo darle claridad a la tarde moscovita con una lección integral de fútbol y presión defensiva, conceptos ambos que no tienen porqué estar reñidos uno con el otro.
Salió imperial el Sevilla, queriendo demostrar que aún es un equipo con nombre en Europa. Las bases del conjunto hispalense están muy bien puestas: sólidez defensiva con Mosquera y Squillaci apoyados en los jóvenes Prieto y Crespo, un centro del campo con Romaric como referente, Maresca como lanzador y dos puñales por cada banda (Capel y Adriano) y una delantera "reivindicativa" con Koné y Chevantón.
Con estos mimbres solo podía salir un buen cesto. Y sólo pasaron cinco minutos para comprobar que ese cesto iba a tener forma de copa, ya que Romaric remató un saque de espina y puso en ventaja a su equipo. El Sevilla no se echó atrás y siguió presionando. Fruto de ese dominio vino el segundo gol, centro desde la izquierda (aunque con la pierna derecha) de Diego Capel y remate inapelable de Aruna Koné que batió al italiano Pelizzolli.
El partido estaba encarrillado pero una desafortunada acción de Squillaci desembocó en penalti.
¿Quién se acuerda ya de Morgan de Sanctis? En la meta hispalense no estaba hoy Andrés Palop. Su puesto lo ocupaba el portero del filial, Javi Varas, quién realizó una estirada portentosa para detener la pena máxima y mandar a su equipo al vestuario con una clara ventaja en el marcador.
La segunda parte fue más de lo mismo. Dominio sevillista ante un conjunto ruso que intentó varios cambios para voltear el signo del encuentro, pero nada más lejos de la realidad, ya que el hoy suplente Jesús Navas, lanzó un contragolpe que fue rematado por Chevantón que hacía el tres a cero.
La Copa de los Ferrocarriles se viene para Sevilla y los objetivos se van cumpliendo. Los jovenes se reivindican (Capel, Crespo y Prieto), los fichajes ya están adaptados (Romaric, Konko y Squillaci) y otros que parecían perdidos para la causa, dan señales de vida (Maresca, Koné o Chevantón). Y todo ello, sin los "olimpicos" Fazio y Acosta y sin los lesionados Escudé y Javi Navarro. Este equipo pinta bien y así lo constataron los jugadores del Sevilla... desde Rusia con amor