Las economías industrializadas y emergentes acordaron en Londres, durante el encuentro del G-20, un plan de mil millones de dólares para combatir la crisis, un apoyo para el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 500 millones de dólares y el endurecimiento de la normativa financiera para aumentar la supervisión de fondos de inversión y agencias de calificación crediticia. Con solo siete horas siete, bastaron para lograr un consenso que no se vio empañado ni por las protestas, ni por los cuestionamientos del presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien dijo que su país y Alemania estaban insatisfechos con el borrador de documento de la cumbre del G-20. Sarkozy exigió resultados más concretos a tono con la gravedad de la crisis mundial. La inyección de capital para el FMI podría representar para los países en desarrollo un resultado positivo de la Cumbre. A juicio de algunos expertos, se están reestructurando los organismos financieros para que tengan un mayor protagonismo dentro del escenario mundial. Pero no todos comparten esta opinión y se mantienen sus dudas. Uno de ellos es el sociólogo Marco Gandásegui, que cuestiona cómo se invertiría y qué requisitos les exigirán a los países ya endeudados. El FMI tendría que buscar una política totalmente nueva para enfrentar los retos que han surgido en esta crisis, según Gandásegui. Mientras que algunos centros financieros son acusados de paraísos fiscales, también las políticas proteccionistas fueron objeto de discusión entre las 20 naciones más influyentes del mundo. Se dan las circunstancias que los países más desarrollados siempre han sido los más proteccionistas y lo seguirán haciendo en función de sus intereses. También surgen dudas que la regla sea igual para el resto del mundo. Le exigen a los países menos desarrollados que abran sus puertas sin restricciones y arruinen sus agriculturas e industrias, señaló el sociólogo. Por su parte, Sittón considera que los líderes del G-20 han coincidido que no pueden repetir los mismos errores cometidos en la crisis de la década de los años 30, donde se incrementó el proteccionismo extendiendo el período de crisis. INDEPENDENCIA PARA LA OMC Los jefes de Estado y de Gobierno también debatieron la posibilidad de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) tenga un mayor papel y pueda convertirse en una especie de foro independiente internacional que controle eventuales medidas proteccionistas. La OMC tiene que tener un mayor papel para que si ocurre algo en este sentido -políticas proteccionistas- haya un foro independiente internacional donde se puedan adoptar medidas, dijo el ministro británico de Economía, Alistair Darling, en medio de los debates. Darling expresó su confianza en que los jefes de Estado y de Gobierno del G-20 alcancen un compromiso en el que se considere de manera muy seria que cuando se adoptan medidas para proteger las economías hay que atenerse a las consecuencias. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, consideró un hito los resultados de la cumbre por la magnitud de la repuesta a la crisis económica mundial. El mundo ha respondido con un nivel sin precedentes de medidas exhaustivas y coordinadas, declaró Obama. Sin embargo, dijo que no hay garantías sobre el efecto que tendrán las medidas contra la crisis financiera global.
Lo que son las cosas después en cualquier sociedad o corporación se tiran los trastos a la cabeza y todos como se suele decir vulgarmente se sacuden el muerto y aquí en solo 7 horas siete ha bastado. Esperemos por el bien de todos sea cierto y algo duradero. Y como bien decía yo ayer: Los más humildes, no paguen los platos rotos que, a veces en política suele pasar eso.