Aunque hasta la actualidad no se han hallado restos arqueológicos en el término municipal de Castilleja de la Cuesta, lo cierto es que esta ciudad se encuentra dentro del área de influencia del poblado calcolítico de Valencina, que abarcaba unas 20 hectáreas de extensión.
Algunos historiadores defienden el origen turdetano de la localidad. Se trataría de un asentamiento denominado Ucia, que figura en la Geografía de Ptolomeo, aunque no existen pruebas que demuestren esta teoría. Otras versiones, aún sin verificar como la anterior, remontan sus raíces a la población indígena de Osset, que, al parecer, recibió el estatuto de municipio de la mano de César. Más probable parece que los romanos, ante el peligro que suponían los ataques de los pueblos bárbaros, construyeran aquí fortificaciones defensivas. De este asentamiento podría derivar el topónimo de Castilleja, ya que Castrum significa castillo.
Los musulmanes la llamaron Castalla Talaçana, aludiendo así al pequeño castillo que debió existir en aquel tiempo en la zona. De esta época data el morábito o rábitha, situado a la entrada del pueblo, conocido desde el XVI como ermita de Nuestra Señora de Guía. Tras la Reconquista se produce el consiguiente reparto de tierras, dividiéndose la villa en dos partes: una pasa a manos de don Rodrigo Alonso, tío del monarca, y la otra, situada en los alrededores de la calle Real, se la reservó el propio rey, dependiendo eclesiásticamente del Arzobispado y su Cabildo.
En 1267, don Rodrigo cedió su parte a la Orden de Santiago, comenzando entonces una repoblación que concedió importantes privilegios a los vecinos del lugar, intentando así asegurar un asentamiento que sufrirá numerosas vicisitudes. En 1538 una Real Cédula desligó de la Orden los bienes de la encomienda de Castilleja, pasando a ser propiedad real. Un año después, los adquiere don Pedro de Guzmán, conde de Olivares, que mantuvo la titularidad hasta los inicios del siglo XIX, al abolirse los señoríos definitivamente. Se constituye así su Ayuntamiento en 1808, alcanzando su mayor esplendor económico como punto de suministro para Sevilla de los productos agrícolas del Aljarafe.
Recuadro CÓMO LLEGAR -Situación: A 9 kilómetros de Sevilla por la A-49. -Extensión: 2 kilómetros2. -Habitantes: 16.724.
Recuadro DÓNDE QUEDARSE -Hotel Hacienda San Ygnacio. Tel.: 954164080. -Hotel Marengo. Tel.: 954164646.
Recuadro NO SE PIERDA -La iglesia de Santiago Apóstol. -La iglesia de la Concepción. -El palacio de Hernán Cortés.
Las tortas de aceite de Castilleja. Castilleja de la Cuesta es conocida en toda España gracias a la fama de las tortas de aceite que se producían en las diferentes empresas dedicadas a este producto establecidas en la localidad. Una de las más antiguas, y tal vez la más popular, es Inés Rosales, casa fundada en 1915 que continua realizando artesanalmente hoy en día las sabrosas tortas, según una tradicional receta, así como un gran surtido de dulces que van desde los pestiños a las magdalenas, pasando por los bizcochos o las tortas de polvorón.
Pag. 451 Arquitectura civil -Hacienda de la Sagrada Familia Es un conjunto datado entre los siglos XVIII y XIX, de estilo ecléctico. Se accede a él mediante una sencilla portada adintelada, quedando a su lateral izquierdo el señorío, estructurado en torno a un patio. Antiguamente, a la derecha de la entrada principal se ubicaba la desaparecida capilla de la Hacienda, que, al parecer, llegó a ser durante un tiempo parroquia del pueblo. Existe otro patio, el de labor, junto a lo que fue el molino aceitero, con torre contrapeso de tres cuerpos rectangulares, con cornisa y remates cerámicos. En el interior se conservan las vigas fijas de la prensa. Hoy en día, alberga la Casa de la Cultura y otras dependencias municipales, como la biblioteca, los servicios sociales
-Hacienda de San José o Casa Salinas Ubicado en plena plaza de Santiago, este edificio era conocido también como la Casa de los Siete Balcones. Presenta una hermosa portada renacentista, del siglo XVI, labrada en piedra y rematada por un frontón triangular, coronado, a su vez, por un escudo nobiliario. Cuenta también con un magnífico señorío, quedando a la izquierda del mismo la entrada al patio de labor, junto al que se halla el molino aceitero, con interesante torre mixta del XVII. La duquesa Concepción Salinas Benjumea, actual propietaria de la hacienda, contrajo matrimonio con don Pedro de Alcántara Roca de Togores y Laffite, XIX duque de Béjar, XXII conde de Luna XXI, vizconde de Puebla de Alcocer, y Grande de España.
-Hacienda San Ygnacio Llamada así por haber albergado un convento de la Compañía de Jesús hasta el siglo XIX, la Hacienda San Ygnacio pasó a ser propiedad de la familia Sainz de Rozas hacia 1880. Hoy en día, ha sido transformado en hotel, aunque conserva algunos de sus elementos primitivos. Así, presenta portada apilastrada con cornisa y remate curvilíneo, adornado con cinco pequeños pináculos y un mural de azulejo que representa a San Ignacio de Loyola. A la derecha se halla el señorío, con fachada dieciochesca, hoy ocupado por las habitaciones del hotel. A la izquierda se ubicaba la vivienda del capataz y la capilla, utilizándose en la actualidad como residencia de los propietarios. Hoy sus propietarios son María Josefa Arana y José María Gutiérrez, ya que en 1880 Manuel Sainz de Rozas y Josefa Marañón adquirieron esta hacienda, que fue heredada más tarde por su hija Ana Sainz de Rozas Marañón, madre de la actual dueña.
-Hacienda Santa Bárbara En la actualidad, pertenece al Ayuntamiento de Castilleja, que se está encargando de su restauración gracias a la labor de una escuela-taller. Originalmente, la hacienda fue mucho mayor. Su portada es sencilla, con un balcón central, y presenta una pequeña torre rematada por cinco pináculos almenados. Contaba con un molino de aceite en la zona izquierda, hoy desaparecido. Aún se conserva un pequeño patio, con un pozo y una galería porticada con columnas de mármol blanco. Desde 1885 su dueña fue Ana Cansino Cabrera, quien mandó realizar grandes obras hasta su fallecimiento en 1932. La hacienda fue heredada por su hija Encarnación Cansino, que la dejó al morir a cuatro de sus sobrinos, los hermanos Cansino Gutiérrez. Desde 1991 pertenece al Ayuntamiento. La hacienda contenía piezas de valor, como varias pinturas, un vaciado que representa la figura del Niño Jesús, atribuido a Martínez Montañés y un dormitorio de caoba. Allí se escondieron la Inmaculada y la Imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder durante la Guerra Civil.
1.Arquitectura civil
- Palacio de Hernán Cortés En plena calle Real se levanta este palacio del siglo XVI, de cuyo aspecto primitivo apenas quedan vestigios debido a las numerosas obras de reforma que ha sufrido. Recibe su nombre actual de la tradición de que el conquistador Hernán Cortes falleció en esta casa, propiedad de un amigo suyo, el jurado don Alonso Rodríguez, en 1547. El hecho se recuerda mediante un busto de Cortés situado en la fachada del edificio y una placa delante de las habitaciones que ocupó. El edificio fue abandonado posteriormente, hasta que en 1855, cuando se encontraba casi en ruinas, lo adquirieron el duque de Montpensier, Antonio de Orleans, y su esposa, Luisa Fernanda de Borbón, quienes lo restauraron y ampliaron como residencia veraniega, tras establecerse en el palacio de San Telmo, después seminario, y hoy sede de la Junta de Andalucía. Años después, fue entregado como dote del matrimonio entre su hija, la popular María de las Mercedes de Orleans, y el rey Alfonso XII, pasando así a ser patrimonio de la Corona. Al morir la joven reina, a los cinco meses de casada, el monarca nunca volvió a este lugar y acabó en manos de su hija mayor. En 1889 es alquilada a las religiosas del Instituto de la Bienaventurada Virgen María, que eran naturales de Irlanda, aunque procedían de Gibraltar, por lo que desde entonces son conocidas como Las Irlandesas. Las monjas adquieren el edificio a la princesa en 1903, siendo ya un aristocrático colegio de señoritas. El centro alcanzó gran prestigio internacional y tuvo alumnas de todo el mundo. Hoy es concertado y estudian en él chicos y chicas de todas las clases sociales. A primera vista, el palacio, de estilo neomudéjar, se asemeja a una fortaleza, de recios muros de ladrillo guarnecidos con almenas. Presenta numerosos ventanales en forma de arcos de herradura y lobulados, decorados algunos con piezas de cerámica. En su interior existe un patio, donde destacan dos hermosos árboles oriundos de América de más de 400 años, traídos por Hernán Cortés del Nuevo Mundo. Desde aquí se accede a la capilla, obra de estilo neogótico, construida por las monjas irlandesas.
El colegio de doña María de las Mercedes Entre las numerosas alumnas que han estudiado en este centro figuró hace años una muy especial: la recientemente desaparecida doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, madre del rey Juan Carlos I. El período que la condesa de Barcelona vivió en Las Irlandesas le dejó gratos recuerdos y buenas amigas, pues era habitual en sus frecuentes estancias en Sevilla que visitara a las hermanas, algunas de las cuales habían sido compañeras de estudios.
Un gran conquistador vinculado a Castilleja Hernán Cortés nació en Medellín (Badajoz) y se trasladó muy joven al sevillano barrio de San Lorenzo, donde todavía existe su palacio y una calle en su honor. Se hizo amigo del jurado Rodríguez, que vivía en la Casa Palacio de Castilleja de la Cuesta, hoy Colegio de las Irlandesas. Estudió en Salamanca, embarcó a las Indias y se estableció en La Española. Intervino en la conquista de Cuba, junto con Diego Velázquez (1511), y en la de México (1519). Fundó la ciudad de Veracruz, tomando preso a su emperador Moctezuma y, más tarde, a Cuanhtemoc en 1521. Fue nombrado gobernador y capitán general de la Nueva España y pasó sus últimos años desterrado en esta Casa Palacio que hoy lleva su nombre, donde falleció el 2 de diciembre de 1547.
2.Edificios religiosos
-Iglesia de Santiago Apóstol
Este edificio mudéjar está datado en el siglo XIV, aunque ha sido objeto de numerosas reformas desde finales de la Edad Media, especialmente en el XVIII y el XIX. Presenta tres naves, destacando en su exterior una sola puerta, del XIX, abierta en la nave izquierda, y la torre, rematada por un chapitel piramidal terminada en una veleta.
En el interior se aprecia que tanto el retablo mayor como la decoración al fresco de paredes y techos son de estilo neogótico, fechándose entre finales del XIX y mediados del XX. Sin embargo, en este retablo figuran pinturas y esculturas de épocas anteriores, como la imagen que lo preside, la Virgen de la Soledad, obra del XVI de autor desconocido.
En la nave izquierda se ubica un altar dedicado a la Virgen del Rosario, atribuida a Miguel Adán, y más adelante otro que alberga a la Virgen de la Expectación del Parto, conocida en el pueblo como Virgen de la O, siendo ésta obra del XVII, de Ocampo. Se trata de una curiosa imagen que la representa embarazada, arrodillada en actitud orante, y con la particularidad de poseer un hueco en el vientre donde se aloja un pequeño Niño Jesús. A ambos lados de la talla se encuentran dos esculturas: una representa a San Juanito, de escuela granadina, datada en el XVIII, y la otra al Niño Jesús, realizado en el XVII por la escuela de Montañés.
En la cabecera de esta nave se abre una capilla en la que destaca la hermosa talla del Cristo de los Remedios, obra atribuida a la escuela de Pedro Roldán, visible en una urna de madera dorada y cristal de estilo neobarroco.
En la nave derecha se encuentra la capilla del Sagrario, donde figuran dos lienzos que representan las cabezas cortadas de San Laureano y San Isidoro, que junto a otros dos cuadros que se conservan en la sacristía, dedicados a San Blas y San Leandro, forman un conjunto atribuido a Valdés Leal. En la misma nave se halla una hornacina donde aparece una talla de Santiago, titular del templo, y a los pies la capilla bautismal, donde se conserva una magnífica pila de barro verde vidriado, con relieves vegetales y de santos.
Recuadro
La Virgen de las futuras madres
A la Virgen de la Expectación del Parto se encomiendan las futuras madres de Castilleja que, llenas de devoción, suelen regalar a su protectora las canastillas de flores que reciben tras dar a luz. No es extraño, dado que esta imagen representa a la Virgen en estado de buena esperanza, con un hueco en el vientre donde se sitúa una pequeña imagen de un Niño Jesús. Antiguamente, la tradición consistía en que la joven embarazada se debía llevar a casa la imagen de este pequeño Niño Jesús para que la Virgen le ayudara en el parto.
-Iglesia de la Concepción El templo está ubicado en el solar de la que fue primera ermita del pueblo, levantada poco después de la Reconquista, aunque la advocación actual data de 1400. La iglesia que hoy conocemos fue inaugurada en 1834. Consta de nave única, cubierta con tejado a dos aguas, salvo en la cabecera, que presenta bóveda vaída. El edificio es coronado por una espadaña, hallándose a los pies la portada. Aunque el exterior es sencillo, su interior es muy rico. El retablo mayor es obra de Cristóbal de Guadix, quien lo realizó entre 1702 y 1706. Se trata de una interesante pieza barroca, con exuberante decoración consistente en columnas salomónicas, movidos entablamentos y motivos vegetales. Procede del convento de monjas Mínimas de la sevillana calle Sierpes y está presidido por una talla de la Inmaculada Concepción, obra del XVII que sustituye a la antigua imagen, obra anónima del siglo XV, conservada en las dependencias de la casa hermandad. En el presbiterio encontramos dos pinturas que representan a la Virgen de los Reyes y a San Fernando, realizadas sobre piel y con marco de estilo barroco. En el muro izquierdo se halla un retablo de estilo rococó, que alberga una talla de San José con el Niño. Junto a ésta se ubica una imagen de Santa Inés y otra de Santa Clara, atribuida a Martínez Montañés. En otro retablo cabe destacar una hermosa talla de la Virgen de la Piedad, atribuida por unos autores a Luisa Roldán, La Roldana, y por otros a Benito de Hita y Castillo. En el muro derecho se abre la capilla del Gran Poder, decorada con un zócalo de azulejos pintados en 1950 por Juan Oliver, autor también de los frescos. El altar mayor es presidido por la imagen del titular, una talla de la primera mitad del XVIII, atribuida a Ruiz Gijón o a su escuela. Destacan, además, las figuras de cuatro ángeles. A continuación se encuentra la capilla de la Virgen de los Dolores, cuya imagen, del XVIII, se halla sobre un altar. Entre las pinturas destacan diversos lienzos: un San Pío V, del siglo XIX; un San Miguel, de la primera mitad del XVII; una Virgen de la Paloma de escuela granadina del mismo siglo; Los Desposorios de la Virgen, La Sagrada Cena y una Virgen de Guadalupe, del siglo XVIII. Sobre la portada se halla el coro alto, donde se conserva un órgano del siglo XVIII. Pag. 458 -Ermita de Nuestra Señora de Guía Se sitúa esta ermita en las afueras del casco urbano de la localidad. Al parecer fue un morabito o rabitha, datado en el periodo almohade (entre el XII y el XIII), que se salvó de la destrucción al transformarse en iglesia con la adición de una nave a dos aguas, ejerciendo ésta desde entonces el papel principal en el edificio. Así, la parte primitiva se convirtió en la cabecera, de planta cuadrada; presenta cúpula octogonal sobre trompas, ornamentada con pinturas murales del XVI, y se adorna exteriormente mediante unas arquerías ciegas, compuestas de arcos mixtilíneos y apuntados, que se apoyan sobre columnillas. En su interior se guarda la imagen de la patrona de la villa, Nuestra Señora de Guía, imagen del siglo XVIII.
La Virgen de Guía Aunque la advocación de la patrona de Castilleja de la Cuesta podría tener el sentido simbólico de representar a la Virgen como guía del pueblo hacia Dios, existe una antigua tradición que ofrece otra explicación: cuentan que en el siglo XVI paseaba don Rodrigo Ponce de León, duque de Arcos de la Frontera, por las tierras de Castilleja en un carruaje tirado por cuatro mulas cuando, de repente, las bestias se detuvieron. El noble, extrañado, gritó al cochero: ¡Guía, guía!, respondiendo el criado que los animales se habían arrodillado y no querían levantarse. Bajaron ambos y vieron entre unas rocas un resplandor. Al acercarse, descubrieron un hueco lleno de flores con una hermosa imagen de la Virgen en su interior. Enterados del prodigio en el pueblo, acudieron todos a orar ante ella, decidiendo el duque, ante la devoción popular, erigir una ermita en el lugar en honor a Nuestra Señora de Guía, recordando las palabras que dirigió a su cochero poco antes de producirse el milagro.
La Semana Santa La Hermandad de la Plaza y la de la Calle Real Así son conocidas en la localidad las dos hermandades de penitencia de Castilleja de la Cuesta. La Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de los Dolores, la Hermandad de la Calle Real, cuyo color es el azul, saca en procesión durante la madrugada del Jueves al Viernes Santo a las dos últimas imágenes. Dos días después, en la mañana del Domingo de Resurrección, tiene lugar la tradicional Vuelta, en que los hermanos portan el simpecado de la Inmaculada Concepción dando la vuelta al pueblo; por la tarde, la imagen de la titular de la Hermandad Sacramental es quien recorre su antigua collación. Entre sus hermanos más ilustres se encontraron los duques de Montpensier y su hija, la reina María de las Mercedes, siendo actualmente el rey Don Juan Carlos Hermano de Honor y Doña Sofía, Camarera Honorífica. La Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol, Nuestro Padre Jesús de los Remedios en su Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad, la Hermandad de la Plaza, cuyo color es el rojo, procesiona el Viernes Santo. El Domingo se celebra la Vuelta, portando el simpecado en torno a la plaza de Santiago, la fiesta culmina por la tarde con la salida en procesión de gloria de la Virgen. A esta hermandad han pertenecido destacados miembros de la nobleza, como los condes de Olivares, los marqueses de la Reunión de Nueva España, los marqueses del Loreto y los duques de Béjar. La rivalidad entre ambas hermandades es muy antigua y llegó a dividir al pueblo en dos en algún momento. Afortunadamente, en la actualidad, se vive esa rivalidad de una manera más festiva.